Un estudio realizado por Médicos del Mundo, sobre la salud de los migrantes en la frontera sur de Europa, advierte de las «múltiples enfermedades» que sufren estas personas como consecuencia de la «nefasta acogida» que se les da en España.
«Es difícil tratar peor a las personas y generarles más dolencias por las condiciones en las que las acogemos», ha denunciado la presidenta de Médicos del Mundo, Nieves Turienzo, que ha resumido de esta forma los resultados de la investigación, que se centra en Melilla y Canarias.
Crisis de ansiedad, insomnio, dolores de cabeza y de espalda, estreñimiento, vómitos, diarreas, brotes de sarna, hongos, sabañones, son algunas de las dolencias que se detectan en las personas migrantes que llegan a España y que «culminan con el peor diagnóstico de una salud mental agotada», según destacan los expertos. Esto es, autolesiones, crisis de ansiedad y abuso de psicotrópicos.
Para Médicos del Mundo, estos diagnósticos que se han registrado en migrantes son consecuencia de las condiciones en las que los migrantes viven en los recursos de acogida que ofrece la Administración: centros sucios y hacinados, o vivir en la calle.
Tal y como indica la ONG en el informe, «la mayoría de los centros habilitados para responder a esta emergencia humanitaria son insalubres, tienen una mala alimentación y persisten en un hacinamiento que imposibilita cumplir las medidas de seguridad en plena pandemia».
MEJOR EN LA CALLE QUE EN LOS CENTROS
Según explica, las personas migrantes denuncian escasez de comida y agua potable, así como la carencia de una dieta mínimamente equilibrada, que deriva en problemas digestivos.
«Pasé de comer tres bocadillos al día en el centro en el que estaba a compartir un trozo de pollo con decenas de personas en la calle», ha explicado Makha, un joven senegalés que dejó el alojamiento adonde le llevaron por sus malas condiciones y ahora sobrevive en las calles de Tenerife.
También reciben denuncias por las condiciones higiénicas de estos lugares y que, según el estudio, son «claramente insuficientes», con «un acceso restringido a las duchas y al agua corriente», así como «escasez de inodoros».
Younes, un chico marroquí que ha pasado por varios recursos en la isla de Gran Canaria ha explicado que consiguió un pantalón y un calzoncillo «semanas después de llegar» y que, cuando llovió un día, «las aguas fecales entraron en la carpa». Fue entonces, explica, cuando decidió irse a vivir a la calle. «Pensé que la situación no podía ser peor a la que teníamos en el centro», ha explicado a los autores del trabajo.
En el estudio se realiza una mención aparte a las instalaciones del V Pino en Melilla que, dice la ONG, «superaron los límites de lo humanamente tolerable, generando un riesgo altísimo de salud pública». Según señalan, este centro cuenta con 3 baños y una ducha para 200 personas que, además, «no eran debidamente limpiadas ni desinfectadas».
LA SALUD «EN SERIO RIESGO»
Del mismo modo, denuncian que «las aguas fecales llegaban a las carpas donde dormían» los internos que, además, viven en una situación de hacinamiento. Esto supone, según explican los expertos, insomnio, dolores de cabeza o de espalda, entre otras dolencias.
«Tampoco se ha garantizado debidamente la protección frente a la Covid-19. La sobredimensión de los recursos habilitados y su sobreocupación conlleva a la incapacidad de mantener en estos centros las medidas exigidas por el Ministerio de Sanidad al conjunto de la población», apunta el informe.
Para Médicos del Mundo, esta situación ha puesto «en serio riesgo la salud individual y colectiva», derivando en «múltiples brotes que han exigido realizar cribados masivos».
Pero, además, la ONG alerta del «crítico estado de la salud mental de estas personas». En este sentido, recuerdan que los migrantes «cargan con el sufrimiento generado por la decisión de migrar», un viaje «extremadamente peligroso» y «las condiciones de acogida expuestas».
La ausencia de actividades de esparcimiento y ocio en los centros, indican los expertos, propician que los migrantes «rumien sus pensamientos día y noche». «Cuando una persona viene sufriendo después de una travesía muy dura hay que atenderles y hay que hacerlo con dignidad y humanidad», ha declarado la responsable de migración de Médicos del Mundo Canarias, Inmaculada González.
A su juicio, las condiciones de acogida «no han servido parareparar ningún sufrimiento, sino para crearlo».