Nuestros vegetales son alimentos muy importantes dentro de la cocina, pues a pesar de poseer las cualidades de condimentar de la mejor forma a las recetas que disponemos a preparar, también son capaces de aportarnos múltiples beneficios para la para la salud, como vitaminas y minerales, que más allá de ayudarnos a prevenir enfermedades, colaboran en la eliminación de ellas.
Uno de los vegetales estrellas que podemos destacar sin lugar a dudas es el tomate, y es que este rojizo compañero de cocina es de los más usados a nivel mundial, pues es capaz de prepararse de muchísimas formas, desde la salsa de tomate frito, convirtiéndolo en condimento para otras comidas, así como un ingrediente vital en muchas ensaladas.
Sin embargo, los tomates suelen descomponerse con facilidad si no son cuidados con la mayor atención, por ello, para prevenir este tipo de accidentes, te enseñaremos cómo cuidar tus tomates para preservarlos por más tiempo.
Una hortaliza muy versátil que depende del agua
Ya debes saber que los tomates son de los vegetales más utilizados y consumidos a nivel mundial, su capacidad para brindar sabor a las comidas es tan útil y variada, que al momento de pensar en una receta, casi siempre damos por hecho que contiene tomate entre sus ingredientes. Y es que ese sabor algo dulce, pero que combina perfectamente con la sal, es capaz de hacer que casi cualquier platillo amerite de su presencia, lo cual lo ha ido convirtiendo en un ingrediente vital en la cocina a nivel mundial.
Sin embargo, el tomate puede verse afectado con gran facilidad cuando no se le otorga el cuidado necesario, lo cual termina desembocando en pérdida de frescura, sabor y textura. Esto ocurre principalmente cuando el vegetal comienza a perder agua, una sustancia básica dentro de su composición. Cuando esto ocurre, tiende a arrugarse y a verse en mal estado, incluso perdiendo color y otras características que indican la salud del mismo.
El lado débil del tomate
Si bien los tomates poseen una cáscara capaz de protegerlos de daños y que además ayuda en la conservación de la humedad dentro de él, esta piel protectora posee (lamentablemente) un punto débil. Se trata del tallo, el sitio en el que los tomates se conectan al pedúnculo y al resto de la planta.
Lo que se puede hacer al respecto
Ante la localización de este punto débil que posee la hortaliza, es preciso buscar una manera de conservarlos de una forma en que se contrarresten los efectos negativos que pudieran manifestarse con el tiempo sobre ese factor débil que posee, aunque no deberías guardar en la nevera.
Para lograrlo, se recomienda ordenar los tomates con el tallo siempre mirando hacia abajo, teniendo contacto directo con el recipiente o cesta en la que se está almacenando. En un determinado caso en el que posea aun alguna parte del pedúnculo, como algunas hojas o un trozo de tallo, será necesario extraerlas o cortarlas, ya que pueden interferir en el proceso de conservación.
Otras opciones
El especialista en gestión culinaria, J. Kenji López, ha revelado a través de un video un método que serviría como una opción alterna para la conservación efectiva de los tomates. Este consiste en pegar un pequeño trozo de cinta adhesiva sobre el tallo, es decir, el sitio en el que el tomate se conectaría normalmente con el pedúnculo.
Esto contribuye a la conservación, por lo que tendrás que olvidarte de otros trucos como envolverlos en papel periódico, meterlos en el refrigerador, o dejarlos en agua. Solamente necesitarás colocar este trozo de cinta al tallo del tomate y poner esa zona mirando hacia abajo, manteniendo así su frescura
Pruebas y comparaciones
Al tomar dos tomates y colocar uno con la zona que conecta el tallo hacia arriba, y otro con la misma zona hacia abajo, puedes darte cuenta cómo el que tiene la parte especificada es capaz de permanecer fresco por un periodo mayor de tiempo, conservando en mejor estado.
Lo que podremos destacar es que no solamente el tomate se arruga en de una menor forma, sino que también es capaz de reducir la pérdida del agua que lo compone, lo cual es un factor esencial para tomar en cuenta.
Al pesar ambos tomates tras el proceso de prueba, podrás darte cuenta de que el tomate colocado boca abajo es capaz de perder entre 1% y 2% de peso, caso distinto al tomate colocado boca arriba, que debería haber perdido un aproximado de 7% de su peso.
Saber en dónde almacenarlos
Otro de los aspectos fundamentales para la conservación de los tomates es conocer cuál es el sitio correcto para almacenarlos hasta el momento de utilizarlos, y es que algunos estudios sugieren que esto dependerá de cuándo deseas ingerirlos.
Por un lado, si los tomates están maduros y pretendes prepararlos en los siguientes días, será lo más adecuado dejarlos a temperatura ambiente hasta el momento de ingerirlos, pues así conservarán mejor su frescura y sabor, sin miedo a que se pasen de maduración, pues se supone que el tiempo que esperarán para utilizarse será corto.
Por otro lado, si lo que planeas es cocinar los tomates una semana después de haberlos comprado, lo más recomendable es conservarlos en el refrigerador en la posición que te hemos indicado y dejarlos un rato a temperatura ambiente antes de cocinarlos.
Sin embargo, es mejor opción siempre tenerlos a temperatura ambiente, por lo que te recomendamos no comprar los tomates con demasiada anticipación antes de consumirlos para poder disfrutarlos de la manera más fresca posible.
Otras indicaciones a tomar en cuenta
Debes saber que los tomates pueden aguantar hasta una semana fuera del refrigerador, por lo tanto, será esencial que adquieras tomates sin rajaduras, manchas o golpes, para ayudar a que se preserven por una mayor cantidad de tiempo.
El ambiente debe ser fresco, seco y ventilado, donde los tomates no reciban directamente la luz solar. Puedes utilizar una bolsa de tela o de papel para guardarlos, así como una cesta o recipiente. También es necesario que conozcas que la temperatura ideal para guardarlos ronda entre los 13 y 20 grados centígrados.