La retención de líquidos es un mal que puede afectar a cualquier persona. Este mal llamado también como edema, es ocasionado por una acumulación excesiva de líquido en los tejidos del cuerpo.
La acumulación excesiva de líquido también se aloja debajo de la piel como en los tejidos que están fuera del sistema circulatorio. Esta retención de líquidos puede ocasionar inflamación en las piernas, cara, cuello, manos.
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Tener un problema de retención de líquidos también es igual a disminuir la flexibilidad en las articulaciones de brazos, piernas, tobillos, muñecas y dedos.
Para poder solucionar este problema es necesario un chequeo médico a fin de determinar si la retención de líquidos es patológica o no. Pues es precisamente desde el diagnóstico que se determinará el tratamiento.
Es decir que si la retención de líquidos es debido a una determinada patología, esta puede derivar de un problema circulatorio. También debido a una insuficiencia cardíaca y enfermedades renales o hepáticas.
En caso que no sea debido a una determinada enfermedad, puede ser producto de una dilatación de venas.
La retención de líquidos no es un problema complejo y afortunadamente tiene varias vías para solucionarse.
¿Por qué se produce una retención de líquidos?
Mayormente, la retención de líquidos aparece tras una mala alimentación y tener una vida sedentaria, es decir con cero actividad física. Estas personas son más propensas a padecer de una retención que el resto.
Sin embargo también son propensas aquellas personas que no ingieren suficientes líquidos durante el día. Aquellas personas que tienen sobrepeso u obesidad o las personas que tienen problemas circulatorios, consumen estrógenos o corticoesteroides.
También aquellas que consumen antiinflamatorios no esteroideos y algunos fármacos para la tensión, son propensas a padecer una retención de líquidos. Al igual que aquellas que padecen de cambios hormonales o enfermedades cardiacas , hepáticas o renales.
¿Cómo saber si padezco de retención de líquidos?
Los síntomas más frecuentes que suelen presentar los afectados por retención de líquidos son:
- Inflamación, hinchazón o pesadez a nivel local como en pies, tobillos, piernas, párpados, manos, brazos, cara y abdomen.
- Sensación de que zapatos, ropa, anillos o relojes aprietan o están más ajustados de la cuenta.
- Menor flexibilidad en las articulaciones de brazos, piernas, tobillos, muñecas y dedos.
- Disminución de la micción.
- Aumento repentino, rápido o inexplicable del peso.
Estos son los síntomas más evidentes cuando hay una retención de líquido. Recuerda que debes consultar al médico para aclarar todas las dudas y sobre si requieres o no un tratamiento.
¿Qué se debe hacer cuándo hay retenciones?
Hay una gran cantidad de opciones para combatir la retención de líquidos, así que a continuación te daré las opciones más comunes para atender el problema.
Para evitar y combatir la retención de líquidos, lo primero que debes hacer es reducir el consumo de sodio. Una de sus principales fuentes que es la sal que empleamos para cocinar, podría ser la causante número uno de las retenciones, por ello es necesario disminuir al máximo su consumo.
Evitar pasar mucho tiempo se pie, trata en lo posible de permanecer sentado y no dures mucho tiempo de pié en lugares cerrados y calurosos, de manera que la sangre pueda circular correctamente.
En caso que seas una persona muy propensa a retener líquidos, el médico tratante podría recomendar que a la hora de sentarse, lo haga con las piernas en alto. Esto a fin de evitar así una acumulación de sangre en las piernas.
Otra de las opciones es la ingesta de diuréticos para ayudar en la eliminación de agua y sodio en el organismo a través de la orina o las heces. En estos casos suelen recomendar el conocido como «cola de caballo», un diurético que tiene propiedades regeneradoras y astringentes.
Hidratación y alimentación saludable
Básicamente para combatir la retención de líquidos es necesario educarse en cuanto a alimentación. Seguir una alimentación equilibrada y variada, repleta de productos frescos y comida hecha en casa, marcará la diferencia.
El consumo de agua de forma habitual es completamente necesaria. Un consumo de 1.5 a 2 litros por días, nos ayudará a mantener el organismo operativo.
En caso que el agua no sea lo tuyo, siempre puedes preparar y tomar infusiones, aguas infusionadas con frutas o con un limón incluso. La idea es que consumas suficiente líquido correspondiente durante el día.
Ingerir alimentos con alto contenido en potasio que favorecen la eliminación de líquidos como el calabacín, la calabaza, patata, champiñones, legumbres, plátano, melón.
También el consumo de aguacate, ciruelas pasas, frutos secos naturales y algunos pescados como el salmón, bacalao y atún.
No es recomendable consumir alimentos procesados, embutidos, enlatados, quesos curados, precocinados, ahumados. Tampoco sopas de sobre, snacks o aperitivos y bebidas refrescantes azucaradas.
Mantén un buen hábito de actividad física para mantenerte activo y cualquier duda o malestar que presentes no dudes en consultar con tu médico.
