No hay duda de que las Cervezas Belgas son toda una institución. Y no es para menos, ya que suponen una alternativa diferente y original que ofrece un gran número de posibilidades gracias, entre otras cosas, a la gran cantidad de ingredientes que acepta su elaboración (después ahondaremos más en eso).
Y no solo es el público el que le ha dado su justa fama. Además, cuenta en su haber con reconocimientos tan importantes como el haber sido elegida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Una tradición belga que ha traspasado fronteras
Lo cierto es que en Bélgica son muchas las cosas que giran alrededor de la cerveza. Entre otras, clubs, museos, fábricas y restaurantes dedicados totalmente a ella.
Incluso existen diversos cursos, rutas y formaciones sobre esto y hasta eventos y festivales en los que se ensalza esta magnífica bebida. Tan exitosas han resultado estas iniciativas, que ya son muchos los países europeos los que los han adoptado como propias.
Aunque históricamente ha tenido sus reveses en tiempos tan difíciles como la II Guerra Mundial, afortunadamente va a ser prácticamente imposible que esta tradición se pierda, pues su elaboración y todo lo que la rodea es algo que sus productores se encargan de transmitir tanto a sus familias como a otras empresas y comunidades.
Una excelente atracción turística
No hay duda de que Bélgica es un país lo suficientemente atractivo para el turismo por sí mismo. No hay más que pensar en su gran patrimonio artístico e histórico, en todas las maravillas que encierra o lo céntrico que resulta para Europa en aspectos geográficos e institucionales para darse cuenta de ello.
No obstante, el turismo cervecero a Bélgica, en el que no solo se prueban los diferentes estilos de cerveza, sino que también se ahonda en su historia, su tradición y lugares y proceso de elaboración, supone una gran fuente de ingresos para el país.
¿En qué se diferencia exactamente de otro tipo de cervezas?
Una de las principales diferencias de las cervezas de Bélgica con respecto a la de otros países radica tanto en sus ingredientes como en la fermentación.
Por norma general, las otras cervezas tienen a la cebada como ingrediente principal (aunque bien es cierto que también pueden tener trigo, malta, agua, lúpulo y levadura). Sin embargo, en la elaboración belga está implícito un marcado carácter experimental que permite una enorme cantidad de estimulantes y originales variedades en las que ingredientes como las frutas, las hierbas y las verduras tienen un gran protagonismo.
En cuanto a la temperatura de fermentación, se sigue recurriendo a la fermentación espontánea, en la que se introducen diversas bacterias (puede haber hasta más de 80 especies) que consiguen darle un perfecto toque ácido.
Como habrás visto, el apasionante mundo de la cerveza belga no solamente se trata de disfrutar de una deliciosa y refrescante bebida, sino que también es algo muy importante para la economía de ese y otros países europeos que ya han adoptado esa gran tradición. Además, sería imposible aburrirse de ella, pues hay más de 1100 cervezas belgas originales.