Diversos pediatras han mostrado este miércoles su confianza en recuperar este año los niveles de vacunaciones infantiles anteriores a la pandemia de coronavirus, tras el descenso de las coberturas vacunales que se produjo sobre todo en los meses de confinamiento estricto por el coronavirus.
En una sesión de Encuentros Digitales en colaboración con GSK sobre vacunación infantil, el doctor Fernando Moraga-Llop ha constatado un descenso en la actualidad en el «miedo» de la población al Covid-19, y ha compartido que en su opinión las recomendaciones sobre vacunación del Ministerio de Sanidad en un primer momento priorizando únicamente algunas vacunas pediátricas tampoco ayudaron.
El estudio ‘Recuperando las coberturas vacunales perdidas en la pandemia de Covid-19’ (Moraga-Llop, María Fernández-Prada, Ana María Grande-Tejada, Luis Ignacio Martínez-Alcorta, David Moreno-Pérez y Jaime Jesús Pérez-Martín) afirma que las coberturas vacunales descendieron al principio del confinamiento en todas las autonomías entre un 5% y un 60%, dependiendo de la edad y el tipo de vacuna.
El doctor Pepe Serrano Marchuet, coordinador de vacunas de la Societat Catalana de Pediatria, ha recordado que en las primeras fases del confinamiento se priorizó vacunar a bebés y embarazadas, mientras que el pediatra Josep de la Flor ha dicho que en los primeros días el colectivo estaba en «estado de shock» y pecó de ‘seguidismo’ de las recomendaciones.
El pediatra de atención primaria y vocal de la Vacap, Josep Marès Bermúdez, ha recordado que en un primer momento del confinamiento se puso a las vacunaciones «en el mismo cajón» de la asistencia no urgente, cuando es una actividad esencial en todas las edades, y no solo hasta los 15 meses.
APRENDER DE LOS ERRORES
Los cuatro han asegurado que ahora se observa una recuperación con los programas de captación por parte de los pediatras y las enfermeras pediátrica, y también al reactivarse la vacunación escolar en algunas autonomías.
De la Flor ha dicho que «se ha aprendido de los errores», que las vacunas no pueden sacrificarse incluso ante un hipotético nuevo confinamiento, y ha abogado por aprovechar cada uno de los actos vacunales para administrar el máximo de vacunas.
Serrano ha añadido que se han podido ir recuperando las vacunaciones desde que se «desangustió» a la población, aunque admite que se perderán las que ya se no pueden administrar al superarse el umbral de edad; y Marès ha mostrado su preocupación por los colectivos más vulnerables, que pueden ser más difíciles de recuperar.
Marès también ha destacado que el contexto actual, con la vacunación del coronavirus, puede poner en valor la importancia del resto de vacunas: «Deben ponerse porque las enfermedades no se olvidan de nosotros», ha dicho, a lo que Moraga-Llop ha añadido que el sarampión, por ejemplo, evidenció un resurgimiento a nivel mundial en 2018 y 2019.
EL COSTE-BENEFICIO DE VACUNAR
El artículo ‘El coste de vacunar a lo largo de toda la vida en España’ (Marta Soler Soneira, Carmen Olmedo Lucerón, Laura Sánchez-Cambronero, Elena Cantero y Aurora Limia) constata que el coste previsto de la vacunación en toda la vida fue en 2019 de 726,06 euros por cada mujer sana y 625,89 por cada hombre sano.
Añade que el gasto sanitario público fue en 2017 de 68.483 millones de euros (1.472 por habitante) y que el Sistema Nacional de Salud invierte en vacunación un 0,25% de su presupuesto sanitario anual.
CAPTACIÓN DE ADOLESCENTES
Sobre la captación de los adolescentes para administrar las vacunas, los médicos han coincidido en que es una etapa compleja porque el pediatra pierde el control administrativo del paciente, aunque Moraga-Llop ha defendido que es un paciente «totalmente pediátrico» pese a que administrativamente no pertenezca a este ámbito de la medicina.
Así, todos han defendido adoptar un papel de educador con los colegas que atienden a pacientes adultos, a la par que –como ha dicho Marès– se pueden incorporar estrategias en redes sociales, sobre todo Instagram, como «reclamo» para mantenerlos vinculados al centro sanitario y que así participen en las campañas de vacunación.
REGISTRO NOMINAL DE VACUNAS
Al ser preguntados por la creación de un registro nominal de vacunas en la historia clínica de cada paciente, los cuatro han coincidido en la necesidad de un registro único, unificado a nivel estatal y de fácil acceso, que reúna datos de la sanidad pública y también de la privada.
«Una de las cosas que más me preocupa es que no se registran bien las vacunas», ha insistido Moraga-Llop, que lamenta no disponer de las cifras exactas de cobertura vacunal de cada comunidad autónoma.
En el caso de Catalunya, Marès ha estimado que más de un 30% de la población se vacuna en centros privados, y, ante la falta de un sistema uniforme de registro, es un «drama saber qué niños están vacunados».
«Esto es una asignatura absolutamente pendiente», según Marès, y ha explicado que, en el centro privado que él dirige, declaran las vacunas que administran, pero no de forma individualizada.
De la Flor –que combina actividad pública y privada– recomienda a los pacientes que vacuna en su consulta privada que, una vez al año, pasen por un centro público con el carné y el registro de vacunas para que queden registradas, aunque eso sea «un parche».