La doctora en Filología Hispánica y profesora titular del área de Lengua de la Universidad de Huelva (UHU) María Victoria Galloso Camacho ha desarrollado un estudio sobre el poder comunicativo y social que adquirieron los balcones de las viviendas durante la época del confinamiento del pasado año. Estudio que ha sido publicado en la prestigiosa revista argentina ‘Bordes’, con el que la editorial ha querido acercarse al fenómeno vivido en 2020.
La profesora de la UHU publicó con anterioridad, en 2019, el estudio ‘El Balcón: aprendiendo a leer la imagen’, en el que realizó un análisis sobre el balcón como elemento comunicativo a partir de la teoría del Análisis del Discurso Multimodal (ADM), «lo que nos permitió aprender a leer la imagen de los balcones como recursos multimodales que han sido sometidos a objeto de estudio en un análisis sociolingüístico», explica la doctora.
Según ha informado la Onubense en una nota de prensa, dicha publicación ha sido la base de esta nueva investigación de los balcones, pero en esta ocasión en un momento de confinamiento y pandemia.
En este sentido, como detalla la profesora, el confinamiento provocó la inmovilidad del país y como las personas «son seres sociales, comenzaron a buscar formas necesarias, únicas y creativas de comunicarse, primero con sus vecinos y familiares y, luego, tanto con políticos como con sanitarios», comenta la investigadora.
De este modo, los balcones se convirtieron en «los únicos lugares desde los que podían difundir sus mensajes, mostrar su identidad», en definitiva, «concentró el proceso de comunicación«. Galloso añade que aunque este «proceso de comunicación se hizo menos cambiante», siempre tuvo «un carácter dinámico y continuo» y con la particularidad de que «fue recogido por los medios digitales y mostrados al resto del país, interaccionando.
Por otro lado, como ha remarcado Galloso, los ciudadanos entendieron que el balcón «es propiedad del individuo que es quien decide qué cuelga y qué no cuelga. Un medio de menor alcance, pero que en tiempos del coronavirus han sido una palabra colectiva no imaginada».
La investigación consistió en el rastreo de imágenes de balcones que han aparecido en diferentes medios de comunicación desde el periodo comprendido entre el 14 de marzo y el 21 de junio de 2020, la totalidad del primer estado de alarma y periodo de confinamiento. Para ello, se han seleccionado unas 20 imágenes (de entre 50) de balcones de Madrid y Sevilla, «por tratarse de dos áreas geográficas con identidad propia en la que se han analizado diferencias y semejanzas sobre qué comunican los ciudadanos de cada región y cómo lo hacen para alzar la voz y ser oídos en la ciudad», ha matizado Galloso.
Una de las conclusiones que se puede extraer es que esta nueva forma de comunicación, en opinión de la doctora, «ha sido beneficiosa para los ciudadanos, porque dejaron de ser agentes pasivos para manifestarse».
«Cada balcón es un claro reflejo de quienes viven en él», al tiempo que «ha constituido la única parte de nuestras vidas que han podido captar los medios, nuestra presentación social, que ha ido cambiando de forma, de color, de sonido, de imagen, en definitiva, evolucionando al mismo tiempo que nuestras sensaciones ante la pandemia y siempre canalizando emociones hacia la esperanza».
Las imágenes analizadas contenían mensajes muy dispares, desde los balcones que recogían titulares de prensa con comentarios, hasta mensajes de apoyo al colectivo de los sanitarios, por lo que «los ciudadanos hablaban a través de sus balcones», comenta la investigadora de la UHU.
Por otro lado, la profesora establece mensajes similares según las zonas estudiadas. Por un lado, los ciudadanos de Sevilla, buscaban «una aproximación al ‘ser andaluz’, a los indicadores de su especificidad como pueblo, a través de la fiesta, pero entendido como complejo cultural, como fenómeno social, nunca individual, identificando a una comunidad».
Por su parte, las imágenes de Madrid, más genéricas, aunque con el deporte y la música como elementos primordiales, «se publicaron en las redes balcones convertidos en espectáculos musicales o culturales.
Se convirtió en algo común que muchos vecinos salieran a sus terrazas o balcones para tocar instrumentos, poner música o cantar para aliviar el clima de tensión e incertidumbre actual. La cultura en forma de música calma, distrae de las preocupaciones, une a las personas, las hace soñar» concluye la investigadora de la UHU.
Gracias a este análisis, comenta la profesora, «se confirma la importancia de la investigación sobre el lenguaje de los balcones ya iniciada en la UHU antes de la pandemia», a lo que añade que «nadie podría haber imaginado que esta investigación alcanzara tal relevancia si no hubiera sobrevenido esta circunstancia de confinamiento».