El ‘hombre de Loizu’, el cuerpo humano completo más antiguo hallado en Navarra

El ‘hombre de Loizu’ es el nombre con el que se han bautizado los restos humanos completos más antiguos hallados en Navarra, que datan del año 9.700 a.C y que han sido localizados en la cueva Errotalde I, en el término municipal de Erro. Se trata de uno de los hallazgos más relevantes para la preshistoria de Navarra de los últimos años.

Los restos corresponden a un individuo varón, de entre 17 y 21 años, depositados intencionadamente en el interior de esta cueva del concejo de Aintzioa-Loizu. El esqueleto se encuentra completo, en conexión anatómica y excepcionalmente bien conservado, tal y como han informado los expertos. El cuerpo había sido depositado boca arriba, estirado y con los brazos sobre el vientre. El cráneo presenta un agujero, al parecer debido al impacto de un proyectil.

La posición y los restos encontrados han permitido concluir que el cuerpo probablemente había estado envuelto en un sudario o paquete funerario, cubierto con sedimento rojizo, aparentemente ocre. Los restos se han conservado inalterados hasta el día de hoy.

La presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, y el alcalde de Erro, Enrique Garralda, han visitado este viernes la cueva, acompañados de expertos involucrados en la investigación, que han presentado a los medios de comunicación detalles del hallazgo.

En la entrada de la cueva, Chivite ha destacado que este hallazgo supone «una oportunidad excepcional para estudiar cómo vivían y morían nuestros antepasados, el ser humano que vivió al filo de la última glaciación, en uno de los momentos de cambio climático más acusados de la historia». «Estamos ante un hallazgo de los más relevantes en los últimos años para la prehistoria en Navarra y del conjunto de la península. Tenemos una oportunidad excepcional de conocer cómo se vivía en la época y cómo vivían y cómo morían nuestros antepasados», ha dicho, destacando «las buenas prácticas compartidas» que se están desarrollando para el estudio de estos retos.

El ‘hombre de Loizu’ ha sido hallado a casi 200 metros de la entrada de la cueva, a unos 45 minutos de distancia, en un meandro fluvial fósil dentro del sistema laberíntico de la cueva de Errotalde I, tras un recorrido angosto y estrecho. Buena parte del tránsito hasta el lugar del depósito funerario, previa entrada atravesando el cauce del río, ha de hacerse reptando tumbado, sobre galerías en las que justamente pasa una persona, por lo que el desplazamiento de los equipos de registro ha resultado especialmente complejo.

La cueva, en la que surge el manantial de Loizu, era conocida desde antiguo en la zona, pero no había sido explorada a fondo hasta esos momentos. El descubrimiento ocurrió el 20 de noviembre del año 2017. Corrió a cargo del grupo de espeleólogos Sakon, mientras realizaba actividades espeleológicas en la cueva de Errotalde I.

Los trabajos que el grupo Sakon iba a desarrollar en la cueva requerían de una intensa labor de exploración, pues además de labores de topografía, contemplaban la comprensión del sistema hídrico, la geomorfología de la cavidad, así como análisis bioespeleológicos.

Los espeleólogos dieron aviso del hallazgo a la Dirección General de Cultura. Tras dos visitas de inspección, técnicos del servicio de Patrimonio Histórico y especialistas en antropología física confirmaron la importancia y relevancia del hallazgo.

El arqueólogo de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra, Jesús García Gazólaz, ha destacado que la extracción del cuerpo ha sido «bastante complicada» por su situación dentro de la cueva. «Ayer en 12 horas conseguimos extraerlo», ha señalado. Además ha señalado que, cuando se conoció la dimensión del hallazgo, «decidimos montar un equipo de investigación lo más completo posible y buscar a los especialistas más adecuados».

«UN CASO RARÍSIMO EN TODO EL CONTINENTE EUROPEO»

Precisamente, uno de los participantes en el acto ha sido el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias Cabal, que participará en el estudio de los restos hallados. «Es un auténtico privilegio poder enfrentarme al reto de estudiar un resto que es único en España y es un caso rarísimo en todo el continente europeo», ha señalado.

Así, ha explicado que el ‘hombre de Loizu’ corresponde a «un momento en el tránsito entre la última glaciación y los tiempos geológicos actuales, un momento del cual hay muy pocos restos en toda Europa y yo diría que ninguno en un estado de conservación tan excelente como éste, con todo el esqueleto conservado y en un estado notable».

Según ha afirmado Pablo Arias Cabal, a partir de ahora se va a realizar «una batería amplísima de estudios desde el punto de vista genético, de ver si esta persona había pasado su infancia aquí, qué dieta tenía, qué enfermedades podía haber padecido, creo que vamos a poder hacer un trabajo muy interesante en un marco interdisciplinar y en equipo».

En concreto, se ha organizado un equipo de 26 personas pertenecientes a las universidades de Cantabria, Burgos, York, Cambridge y Upsala, además del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Pablo Arias Cabal ha destacado la labor desarrollada en Navarra desde el hallazgo. «Habiendo trabajado en muchas partes de España y en muchos países del mundo, he encontrado pocos casos de una gestión tan modélica y tan ejemplar como la que se ha llevado a cabo con este esqueleto, empezando por el grupo espeleológico Sakon». «Me quito el sombrero por su calidad como espeleólogos y por el respeto al patrimonio que tienen. Si esto hubiera caído en manos de alguien poco responsable no podríamos valorar adecuadamente este resto. Simplemente con que estos huesos se hubieran movido unos centímetros o se hubieran manipulado, ya perderían gran parte de esa información arqueológica. Han encontrado este resto, no han tocado nada y nos están ayudando muchísimo», ha dicho.

También ha valorado «la gestión administrativa y el interés patrimonial del Gobierno de Navarra». «En toda mi carrera nunca me he encontrado un caso de gestión tan rápida y tan eficaz. En pocas semanas se pudo montar un proyecto que fue en seguida aprobado y prueba de ese interés lo tenemos en el altísimo nivel de la representación que tenemos aquí, con la presidenta y la consejera, lo que demuestra una enorme sensibilidad por parte del Gobierno de Navarra», ha destacado.

MÁS DE 11.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Un primer análisis radiocarbonométrico ha permitido datar el esqueleto en el 9.700 a.C., en un momento de transición entre el Pleistoceno (que va desde hace 2 millones de años hasta hace unos 10.000 años a.C.) y el Holoceno (que comenzó hace unos 10.000 años a.C. y llega a la actualidad). Se trata, por tanto de las últimas sociedades de cazadores y recolectores del pirineo navarro.

Este hallazgo, constituye el caso más temprano de un fenómeno arqueológico aun insuficientemente estudiado: la presencia de cuerpos humanos completos en el interior de sistemas kársticos, en ocasiones en lugares remotos y de difícil acceso. En la península ibérica, los casos más antiguos se datan en el Mesolítico (que comprende entre el año 10.000 a.C. hasta el 6.000 a.C.), por lo que son posteriores al de Errotalde I.

Maitane Tirapu, antropóloga, ha dado detalles sobre el traumatismo que presenta el cráneo hallado. «A simple vista parece evidente que es un traumatismo perimortem -cercano a la muerte-, pero es muy arriesgado decir esto con la cronología que tiene, sin hacer un estudio detallado en el laboratorio. ¿Llama la atención el traumatismo? Sí ¿Es traumatismo perimorten? Ya veremos. En el futuro desde la Universidad de Cantabria podrán especificar un poco más», ha dicho.