El Papa ha clamado contra la guerra, que ha definido como un»monstruo» que se va transformando y continúa «devorando a la humanidad» tras afirmar que nunca la respuesta a las armas debe ser «otras armas».
«La guerra siempre es el monstruo que, con el cambio de épocas, se transforma y continúa devorando a la humanidad. Pero la respuesta a la guerra no es otra guerra; la respuesta a las armas no son otras armas. La respuesta es la fraternidad», ha señalado el Pontífice durante la audiencia general de este miércoles.
Francisco ha hecho una valoración de su reciente viaje a Irak que ha señalado como un «signo de esperanza» para el país donde en apenas tres días, además de Bagdad, recorrió las ciudades de Erbil, Mosul, Qaraqosh, en el norte del país, y la llanura de Ur, donde la Biblia sitúa el nacimiento de Abraham, padre de las tres religiones monoteístas: islam, judaísmo y cristianismo.
«Nunca un Papa había estado en la tierra de Abraham; la Providencia ha querido que esto sucediera ahora, como signo de esperanza después de años de guerra y terrorismo y durante una dura pandemia», ha dicho el Papa.
En su alocución, también ha citado su histórico encuentro con elgran ayatolá Ali Al Sistani, principal líder religioso de los chííes. Francisco ha dicho que fue «una reunión inolvidable en su casa en Nayaf» y que sintió «con fuerza el sentido penitencial de esta peregrinación»
«No podía acercarme a ese pueblo atormentado, a esa Iglesia mártir, sin tomar sobre mí, en nombre de la Iglesia católica, la cruz que ellos llevan desde hace años; una cruz grande, como esa colocada en la entrada de Qaraqosh», ha subrayado.
El Papa ha apuntado que durante el viaje a Irak pudo ver la «heridas todavía abiertas de la destrucción, y más todavía encontrando y escuchando a los testigos supervivientes de la violencia, la persecución, el exilio…». Por ello, ha clamado que el pueblo iraquí tiene derecho a «vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece».
Además, el Papa ha apostado por facilitar el retorno a sus hogares de los cristianos y yazidíes que fueron expulsados del territorio por la guerra y sobre todo por la persecución del Estado Islámico en condiciones de seguridad: «Los musulmanes invitan a los cristianos a volver y juntos restauran iglesias y mezquitas. Y sigamos, por favor, rezando por estos hermanos y hermanas nuestros tan comprometidos, para que tengan la fuerza de volver a empezar», ha dicho.
Para el Papa, este «es el desafío» no solo para Irak, sino «para tantas regiones de conflicto y, en definitiva, para el mundo entero». «¡Que Dios, que es paz, conceda un futuro de fraternidad a Irak, a Oriente Medio y al mundo entero!», ha dicho finalmente el pontífice.