La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha presentado este viernes el primer estudio integral sobre la situación de la mujer privada de libertad, que representa el 7% del total de los internos, una radiografía que muestra que 7 de cada 10 prefiere las cárceles mixtas — con hombres y mujeres– y no participan en programas tratamentales. El 70% opina que tiene poca formación laboral y 9 de cada 10 afirman tener buena relación con el personal de Vigilancia.
Los datos se han presentado en el marco de la Jornada del Ministerio del Interior ‘Mujer, Igualdad y Seguridad’, que ha contado con la participación del secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, el director general de Ejecución Penal, Miguel Ángel Vicente, y la subdirectora general de Relaciones Institucionales, Olga Ballesteros.
En la actualidad 3.468 mujeres están privadas de libertad. Apenas representan un 7,3% del total de la población penitenciaria, que se sitúa en 47.374 personas. Una circunstancia que «convierte la realidad penitenciaria en esencialmente masculina», según Ballesteros.
La mayoría de mujeres, como en el caso de los hombres, cumple condena por delitos contra el patrimonio y delitos contra la salud pública. El tiempo medio de condena es similar: 6 años en el caso de las mujeres, 7 en el de los hombres. Pero el porcentaje de mujeres que cumple condena en régimen de semilibertad casi duplica al de los hombres: 30% frente al 18% masculino.
INVESTIGACIÓN INICIADA EN 2019
Para conocer la percepción que la mujer presa tiene de su situación, en 2019 se puso en marcha una investigación que comenzó con el envío de un cuestionario formado por 40 preguntas. Se remitió a todos los centros penitenciarios en los que cumplen condena, tres de ellos exclusivamente femeninos -Alcalá de Guadaira, Madrid I y Ávila- y a las tres unidades de madres de la Administración General del Estado.
A partir de los 1.703 cuestionarios contestados por las internas, se elaboró el informe que, entre los datos más reseñables, pone en evidencia que solo 3 de cada 10 elegiría un centro exclusivamente femenino. En cuanto a su satisfacción con el centro penitenciario en el que se encuentran, alrededor del 70% se muestra satisfecha de estar en la prisión en la que cumplen condena. Y en la misma proporción, 8 de cada 10 no ha pedido el traslado a otro centro penitenciario.
El apartado en el que las mujeres demuestran más descontento tiene que ver con la participación en actividades ya que el 70% manifiestan que dichas actividades son «monótonas, esporádicas e insuficientes». En los centros exclusivamente de mujeres esa percepción es mayor. El mismo resultado nos arroja su participación en programas de tratamiento específicos, 7 de cada 10 no acude a ellos.
Un tercio de las mujeres trabaja en algún taller productivo. Las cifras más altas se dan en los centros penitenciarios de hombres y mujeres. En relación con el marco de convivencia, el 80% considera que su relación con el equipo de tratamiento es buena o muy buena. Sube a una 90% cuando esa relación tiene que ver con los funcionarios de Vigilancia. Sin embargo, más de un tercio considera mejorable su relación con el servicio médico.
SENSACIÓN DE DESIGUALDAD
En el capítulo de preguntas abiertas, tan sólo el 17% de las internas respondieron a las cuestiones que se les planteaban. En el grupo de edad que va de 41 a 60 años la sensación de desigualdad tiene mayor peso que en el resto. Por el contrario, es entre las jóvenes y las mayores donde aumenta la necesidad de mejorar la atención en los programas de tratamiento.
Con esos datos, el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, ha anunciado las medidas que la Administración tomará para avanzar en la igualdad en el ámbito penitenciario, entre ellas potenciar la creación de módulos de respeto mixtos en los que, además de la normal convivencia «se garantice el acceso efectivo de la mujer a todas las actividades que se desarrollan en prisión».
En estos momentos son nueve los centros penitenciarios que cuentan con este tipo de módulos residenciales en los que conviven 121 mujeres y 543 hombres.
Además, Ortiz ha anunciado que «se resolverá a favor de la mujer cualquier situación que impida su participación en actividades que puedan desarrollar hombres y mujeres, primando la participación de ellas en aquellas en las que no intervienen o su presencia está infrarrepresentada».
Se asegurará el acceso de la mujer a todos los recursos, servicios y programas de tratamiento. El secretario general ha destacado en este punto el programa ‘SerMujer.es’ que, desde 2011, «ha empoderado a 1.700 mujeres fomentando su autoestima o ayudándoles a comprender las relaciones afectivas de una manera saludable». Ese programa permitió descubrir que el 70% de las mujeres que llegan a un centro penitenciario reconoce haber sido víctima de violencia de género antes de su ingreso.
Garantizar la perspectiva de género en todas las actuaciones penitenciarias, generalizar el lenguaje inclusivo y planes de formación para el personal penitenciario que incluyan actividades de género, son otras de las medidas que la Secretaría General «trasladará a todos los centros penitenciarios para su implantación inmediata», ha concluido Ortiz.