La eólica será en 2050 una energía de transición a otras fuentes de generación que consuman menos recursos, tengan menor impacto y sean más aceptables en términos paisajísticos y, en ese campo, tendrá cabida la tecnología nuclear con reactores de nueva generación, la energía de fusión o el hidrógeno, según ha vaticinado el presidente de la Sociedad Nuclear Española, Javier Guerra.
En un encuentro con periodistas con motivo de la XXXII Jornada de Experiencias Operativas del parque nuclear español, Guerra ha añadido que prescindir de la energía nuclear «no contribuye para nada a paliar la emergencia climática» y no entiende que en un escenario de cambio climático se decida «políticamente» cerrar una energía que contribuye a no emitir gases de efecto invernadero.
«La energía nuclear es un recurso de futuro», ha defendido Guerra que ha explicado diferentes aplicaciones de esta tecnología más allá de la electricidad como la producción de hidrógeno, o en el Rover Perserverance que recientemente ha llegado a Marte y que tendrá electricidad durante 14 años gracias a un dispositivo que utiliza energía nuclear.
Por eso, ha destacado que «todas las grandes potencias» están invirtiendo en una nueva generación de plantas nucleares así como en la fusión, que se espera como una realidad en torno a 2050. De hecho, asegura que en la actualidad hay unos 400 reactores en todo el mundo y otros 50 están en construcción, según los últimos datos disponibles, de 2019, un año en el que la nuclear produjo el 10 por ciento de la electricidad mundial, una cifra «muy cercana del doble del conjunto de la solar y eólica en todo el mundo».
Por ejemplo, ha citado los planes de Japón donde la nuclear alcanzará en los próximos años al 20 por ciento del mix energético o a Francia, que va a extender la vida de sus reactores a 50 años, o Estados Unidos, que prolongará varias de ellas hasta los 80 años de vida y los planes de construcción de nuevas unidades en Reino Unido, los países del este, La India o Asia y reitera la petición del sector para que en España las centrales operen a largo plazo, al menos hasta los 60 años.
«No admito que alguien me venga a decir que en 2050 todo va a ser eólico o fotovoltaico. Eso no hay nadie que lo pueda afirmar. Las cosas en 30 años pueden cambiar mucho y mientras tanto, ¿los españoles nos vamos a borrar de esa posible línea de futuro?», ha reflexionado.
LA NUCLEAR, PRIMERA FUENTE DE ELECTRICIDAD EN ESPAÑA
De momento, ha informado que en España, la energía nuclear fue por décimo año consecutivo la primera fuente de generación de electricidad, con un 22 por ciento del total, y operó en torno al 90 por ciento de las horas del año, con «cuatro veces menos potencia instalada que la eólica».
Por eso, ha subrayado que no se deben hacer «trampas al solitario» ante la intermitencia de las renovables, que necesitan un respaldo de base. En el actual contexto, ha apuntado que este año se espera que «todas» las plantas españolas renueven su licencia de actividad hasta el final de su «vida útil prevista en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima» o bien hasta 2030.
A su juicio, «no es de recibo cerrar un activo que está en perfecto estado de funcionamiento» y que permitiría laminar las inversiones en renovables, garantizar precios y reducir sus costes, contribuir a la lucha contra el cambio climático y con un coste de desmantelamiento similar si se opera 40 o 60 años.
BENEFICIOS CAÍDOS DEL CIELO… PARA EL ESTADO
Por otro lado, ha reclamado al Gobierno una revisión del marco retributivo de la energía nuclear en España para que puedan producirse señales, incentivos y acometerse nuevas inversiones.
Precisamente, ha expuesto otro de los graves problemas a los que se enfrenta el sector que está «operando a pérdidas», ya que los precios en 2020 estuvieron en torno a 34 euros el megawatio hora con los que hace frente a 21 euros de impuestos por megawatio hora, no sobre los beneficios, sino sobre los ingresos, algo que coloca a las nucleares en una situación «insostenible» porque las plantas están «operando a pérdidas» ya que los costes operativos no llegan a cubrir el margen.
Guerra ha negado que las eléctricas con nucleares reciban «beneficios caídos del cielo» y asegura que la realidad es que «caen solo en las arcas del Estado» en forma de tasas e impuestos que «muchas veces» son redundantes, tal y como falló el Tribunal Constitucional respecto al impuesto al combustible gastado.
«Una cosa es que operen a pérdidas, que es inaceptable y no es sostenible en el tiempo. La voluntad o intención de las plantas si esto se prolonga sería cerrarlas y sustituirlas por otras que generen resultados positivos y aceptables», ha advertido, aunque reconoce que «no está en la mano de los propietarios cerrar», pues se necesita una autorización del Gobierno.
Por ello, ha dicho que las nucleares están «trabajando de cerca con el Ministerio» para la Transición Ecológica y Reto Demográfico para que «esto sea revisado» porque advierte que tal y como está diseñado se llegará a una situación en la que no se retribuya la electricidad y el mercado «no tenga sentido».
En definitiva, ha incidido en los «evidentes» beneficios de la energía nuclear y confía en que el debate en el futuro se centre en las cuestiones tecnológicas, económicas y de seguridad, dejando a un lado las consideraciones políticas, de modo que con una «realidad obstinada» incluso España se replantee los actuales planes de cierre del parque nuclear.