Una investigación destaca los riesgos del cambio climático para la salud de los bebés

Las lluvias extremas asociadas con el cambio climático están causando daños a los bebés en algunos de los lugares más olvidados del planeta, lo que pone en marcha una cadena de desventajas a lo largo de las generaciones, según una nueva investigación publicada en la revista ‘Nature Sustainability’.

Investigadores de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido, y el Instituto de Investigación de Salud FIOCRUZ, en Brasil, han descubierto que los bebés nacidos de madres expuestas a lluvias extremas eran más pequeños debido al crecimiento fetal restringido y al parto prematuro.

El bajo peso al nacer tiene consecuencias de por vida para la salud y el desarrollo y los investigadores destacan que sus hallazgos son evidencia de los extremos climáticos que causan desventajas intergeneracionales, especialmente para los amazónicos socialmente marginados en lugares olvidados.

Los extremos climáticos pueden afectar la salud de las madres y sus bebés por nacer de muchas maneras, por ejemplo, haciendo que las cosechas fallen, reduciendo el acceso a alimentos nutritivos y asequibles, aumentando la prevalencia de enfermedades infecciosas.

Las lluvias extremadamente intensas en la Amazonía provocan inundaciones en los ríos que exponen a los hogares más pobres a enfermedades transmitidas por el agua y crean condiciones ideales para la reproducción de mosquitos, lo que provoca brotes de malaria o dengue. Las grandes inundaciones y sequías son extremadamente perjudiciales para la vida de las personas; el estrés y la ansiedad relacionados pueden contribuir al nacimiento prematuro y perjudicar el desarrollo infantil normal.

El equipo se centró en todos los nacidos vivos durante un período de 11 años en 43 municipios altamente dependientes de los ríos en el estado de Amazonas. Para estos 291.479 nacimientos, analizaron cómo el peso al nacer, el crecimiento fetal y la duración del embarazo se vieron afectados por la variabilidad de las precipitaciones locales durante el embarazo.

Las lluvias extremadamente intensas en la Amazonia se asociaron con una reducción del peso medio al nacer debido a un parto prematuro o un crecimiento restringido. La reducción del peso medio al nacer fue de casi 200 gramos.

Con el cambio climático en la Amazonia, los períodos sostenidos de lluvias excepcionalmente intensas se están volviendo más comunes y las inundaciones posteriores son cinco veces más comunes que hace unas pocas décadas.

Utilizando datos satelitales, los investigadores calcularon las semanas de exposición prenatal, incluido el trimestre anterior al embarazo, a cada tipo de variabilidad de lluvia y lo compararon con el peso al nacer y la duración del embarazo.

El estudio también encontró que incluso las lluvias intensas no extremas dieron como resultado un 40% más de probabilidades de bajo peso al nacer. Los promedios más secos que los estacionales también causaron daños: en promedio, los bebés nacieron 39 gramos menos. Incluso la concepción en la temporada de crecientes dio como resultado un peso medio al nacer más bajo de 13 gramos menos.

El doctor Luke Parry, del Centro Ambiental de la Universidad de Lancaster, y uno de los autores del informe destaca que el estudio encontró que los extremos climáticos estaban añadiendo otra capa de desventaja a los bebés que ya enfrentaban un mal comienzo en la vida.

«Debido a las profundas desigualdades sociales en la Amazonia brasileña, los niños nacidos de madres indígenas adolescentes sin educación formal o escasa, eran más de 600 gramos más pequeños que los nacidos en hogares más privilegiados –señala–. El clima extremo puso una penalización adicional para estos recién nacidos».

Reducir los riesgos para la salud detectados por el equipo requerirá una inversión mucho mayor en el alivio de la pobreza y una mejor atención médica si queremos ayudar a las poblaciones que viven en los ríos de la Amazonia a adaptarse a los patrones cambiantes de las lluvias y las inundaciones y sequías cada vez más frecuentes y graves», apunta.

El doctor Erick Chacon-Montalvan, de la Universidad de Lancaster, autor principal del estudio, recuerda que usaron datos disponibles públicamente sobre registros de nacimiento para retroceder en el tiempo y observar la relación entre los extremos climáticos y el peso al nacer. «Nuestro estudio demostró que incluso las lluvias intensas, no solo las extremas, eran perjudiciales», añade.

«El aumento de la variabilidad climática en la Amazonia es preocupante –prosigue–, en parte porque las desventajas posteriores asociadas con el bajo peso al nacer incluyen un menor nivel educativo, una salud más precaria, ingresos reducidos en la edad adulta y riesgos de mortalidad».

Jesem Orellana, de FIOCRUZ, apunta que «los choques de lluvia confieren una desventaja intergeneracional a las poblaciones dependientes de los ríos que viven en áreas abandonadas de la Amazonia. Estas poblaciones marginadas experimentan la injusticia porque, a pesar de contribuir poco al cambio climático, son responsables de salvaguardar la mayor parte de los bosques restantes y son muy susceptibles a las perturbaciones climáticas.