V.G.R., acusado obligar a una joven, que conocía, de mantener relaciones sexuales bajo amenazar de difundir en las redes un video de contenido sexual en Porzuna (Ciudad Real), ha insistido que la relación fue consentida, como otras dos que mantuvieron anteriormente, y que el video no existe.
«Era una broma. Nunca la grabé», ha vuelto a afirmar este martes durante la repetición, a instancia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, del juicio que ya se celebró en la Audiencia Provincial de Ciudad Real en noviembre de 2019 y en el que el acusado fue absuelto.
Durante toda su declaración ha insistido en varias ocasiones en que el tono de los Whatsapp que hubo la noche del 15 de abril de 2018, antes de que se produjera la presunta agresión que se está enjuiciando, era el «lenguaje» que utilizaban entre ellos.
Ha asegurado que sabían ambos «a lo que iban a quedar» y ha negado el episodio violento de agresión sexual denunciado por la joven, así como las amenazas de muerte. La hubieran escuchado si hubiera gritado porque había gente a unos treinta metros», ha argumentado.
Tras la relación, ha asegurado, que la joven iba «tranquila» y que él incluso se ofreció a acompañarla a casa, «para que no fuera sola», pero finalmente ella no quiso y que incluso le mandó un mensaje preocupándose por cómo había llegado a casa.
APUNTA A UN ENFADO DE LA VÍCTIMA
Ha apuntado la posibilidad de que la joven estuviera enfadada porque él había mantenido una relación con una amiga de ella. «Pude ser que estaba enamorada de mi y que quería tener una relación conmigo, pero ella nunca me lo dijo», ha asegurado a preguntas de su abogado.
También ha puesto a la sala en antecedentes de cómo llevaban teniendo encuentros esporádicos desde los doce años. «Nuca fuimos novios. Era un juego que teníamos de mucho tiempo», ha explicado el acusado, que ha narrado cómo la primera relación completa que tuvieron fue a sugerencia de la joven. «Vino hacia mí en la discoteca. Me dice que ya no es virgen y que si quería que lo hacíamos. Lo hicimos en un cajero y la acompañé a casa».
Unas semanas después mantuvieron otra relación y en esta es cierto, ha admitido, que en un momento ella le dijo que parara y él lo hizo y ha alegado que ella no le comunicó en ningún momento que no quisiera volver a tener relaciones con él porque no le había gustado.
Una versión muy diferente a lo denunciado y confirmado ante la sala por la joven. En lo único que vuelven a coincidir ambos relatos es que desde la edad de doce años han tenido relaciones, primero «tocamientos y besos» pero que nunca llegaron a ser novios.
Sin embargo la joven ha asegurado que tuvieron tres relaciones completas: «la primera fue plenamente consentida, la segunda empezó siendo consentida pero terminó sin serlo y la tercera sabía desde que empezó que no era consentida».
Respecto a lo que pasó en la segunda de las relaciones, la joven ha asegurado varias veces que lo quiso ver como que a un amigo se le había ido las manos pero que después de lo que pasó en la tercera pudo comprobar que «no fue un error, demostró lo que realmente quería»·
«ME METIÓ EN VOLANDAS EN EL CALLEJÓN»
Ha explicado cómo se negó a quedar con él cuando el acusado se lo sugirió a través de mensajes de Whatsapp cuando estaba en casa de una amiga. «Sobre todo después de la segunda vez que se le fue de las manos y lo tenía muy claro, pero uso lo de los videos para que bajara», ha añadido, mientras ha insistido que se encontró con él con la intención de que borrara el vídeo y saber por qué le estaba haciendo aquello después de ser «buenos amigos» de tanto tiempo.
Ha asegurado que él tenía planeado lo que iba a hacer, que nada más encontrarse empezaron a discutir y que le arrastró hasta el callejón empujándola. «Ya estaba llorando porque vi su agresividad y me metió en volandas porque no se salía con la suya. Estaba muy agresivo», ha explicado.
Ha repetido una y otra vez que ella le dejó claro que no quería hacer nada con él ante la insistencia del acusado, que llegó a amenazarla de muerte si no accedía a sus deseos mientras que le golpeaba. «Sentí miedo en todo momento. No hice nada de forma voluntaria», ha declarado ante la sala añadiendo que si al final dejó de resistirse fue por miedo a que siguiera pegándole y agrediéndole.
«Me hizo la cruz sentenciándome», ha continuado su relato, añadiendo que le decía «de la cárcel voy a salir, y tu seguirás en la calle».
Llamó a su madre en cuanto el acusado se fue del lugar de los hechos pidiéndole que fuera junto a su tía al lugar donde se encontraba, ha relatado, para agregar que cuando llegaron «desde el primer momento notaron que algo pasaba fuera de lo normal» y que no sabía explicarlo pero que finalmente lo hizo y que su madre dijo que lo iba a llamar, a lo que respondió: «No vamos a buscarle porque nos mata» y que de ahí se fueron a urgencias.
«ME QUIERO IR DEL PUEBLO»
Finalmente ha explicado que está en tratamiento psicológico desde entonces y que jamás ha estado enamorada del acusado ni ha querido tener una relación de novios con él, afirmando que este último año ha sido aún más complicado con todo lo que está pasando con la pandemia y que sus estudios se han quedado un poco parados. «Me quiero ir del pueblo», ha concluido.
La madre de la joven ha corroborado el relato de lo sucedido desde el punto que se encontró con su hija. Ha explicado que la encontró «muy nerviosa» y que «solo quería montarse en el coche e irse a casa» hasta que le insistió y le terminó confesando que el acusado la habían violado. Ha añadido que la intención de la madre era ir a por él pero que la joven le dijo que no, que ni se le ocurriese porque la podía matar.
También ha declarado como testigo por parte de la Acusación Particular y la Defensa la psicóloga del programa ‘Contigo’ del Gobierno regional, que es un recurso de intervención para víctimas de abuso sexual, que está tratando a la joven.
Como terapeuta, ha asegurado que no tiene «ninguna duda» que lo relatado «es cierto». Y ha explicado como su paciente ha tenido episodios de impotencia, ataques de ira y que está tratando rehacer su vida pero que presenta «desconfianza», se muestra «hipervigilante» y que casi dos años después no ha recibido el alta aún.
Ha afirmado que tiene un síndrome de shock postraumático cronificado que ha mejorado algo durante el confinamiento pero que al volver a tener noticias del juicio ha vuelto a recaer.
Para finalizar la sesión de este martes ha declarado una de las chicas que estaban con la joven en casa de una amiga la noche de los hechos, que ha contado como en un momento, tras recibir los mensajes del acusado, «se puso un poco seria» y a pesar de haber manifestado anteriormente que no iba a ir a encontrarse con el acusado dijo que se «iba a ver a su ‘quesito'» y salió dejando sus pertenencias, ya que «tenía la intención de volver, pero no volvió».
Unos hechos que la Fiscalía ha encontrado constitutivos de un delito de agresión sexual, por el cual pide una pena de 10 años de cárcel y otro de amenazas por el que ha solicitado una pena de año y medio de prisión.
Además, ha solicitado una prohibición de acercamiento o comunicación a menos de 200 metros de la joven por tiempo de 17 años y medio y una indemnización de 6.000 euros por el trastorno de estrés agudo producido más la cantidad de 6.000 euros por el daño moral.
Por su parte el abogado de la Acusación Particular eleva su petición de prisión a 12 años por el delito de agresión sexual y tres años por el de amenazas, además sube a 15.000 euros la indemnización que deberá recibir la joven. Finalmente la defensa pide la libre absolución del acusado.