La pandemia de Coronavirus ha traído consigo una serie de cambios en nuestra forma de entender las relaciones comerciales y personales. La generalización del teletrabajo es uno de los ejemplos que ilustra esta nueva realidad a la que nos han transportado las circunstancias actuales en el mundo.
El teletrabajo no se contempla solo como una necesidad para hacer frente al virus (reduce de forma drástica el número de traslados e interacciones físicas, y con ello, el número de posibles contagios), si no que se plantea como un nuevo paradigma capaz de aportar muchas nuevas oportunidades tanto a empresas como a trabajadores.
Sin embargo, como cualquier proceso de cambio, como cualquier transición, los inicios no siempre son fáciles, y la incertidumbre que puede rodear a algunas de las nuevas dinámicas y entornos de trabajo asociados a esta —aún incipiente— forma de trabajar puede llegar a agobiarnos un poco (al principio).
¿Dónde es el mejor sitio para teletrabajar?, ¿Qué equipo y qué herramientas necesito?, ¿Seré capaz de compaginar mi vida personal/familiar con mi vida laboral de forma adecuada y eficiente?, ¿Cómo establezco el límite entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio si los dos ocurren en el mismo sitio?, ¿Seré capaz de concentrarme y ser igual de productivo/a que en la oficina?, ¿No me sentiré solo/a, no echaré de menos a mis compañeros de trabajo?.
Este es el tipo de duda que nos pueden surgir si el teletrabajo es algo nuevo para nosotros. Lo primero que hay que saber antes de ir respondiendo a cada una de ellas (y a las demás que nos puedan surgir) es que no hay porque desesperarse. Como suele decirse, no se construyó Roma en un día, así que nosotros no vamos a ser expertos en el arte del teletrabajo de la noche a la mañana tampoco.
Una parte muy importante de la transición es la paciencia y la tranquilidad. Otra es la de contar con el apoyo y la asistencia de nuestra empresa (o nuestro cliente en caso de ser trabajadores freelance). Debemos ser capaces de comunicarles cualquier duda que tengamos acerca de las tareas que vamos a realizar y sobre lo que necesitamos para realizarlas, y crear un ambiente propicio para que la comunicación sea fluida, clara y precisa.
Las herramientas varían mucho en función del tipo de trabajo, desde un simple teléfono, Word y un cliente de correo, pasando por una VPN para acceder a los sistemas de la empresa de forma remota hasta herramientas diseñadas de forma específica para el trabajo remoto. En cualquier caso, la seguridad debe ser una de nuestras principales preocupaciones, en palabras de Harold Li, vicepresidente de la empresa de seguridad ExpressVPN: “La mayor parte de los usuarios tenemos una escasa conciencia de la importancia de la seguridad y habitualmente incurrimos en comportamientos en línea que ponen en riesgo los datos. En un mundo cada vez más interconectado es crucial tomar medidas básicas a la hora de proteger la seguridad, incluyendo cosas básicas como reforzar contraseñas, usar conexiones seguras o VPNs y utilizar autentificación de dos factores para las cuentas importantes”.
Otro de los puntos clave para lograr una adaptación al teletrabajo adecuada es el de la conciliación. No siempre es fácil organizar nuestras tareas personales y familiares e insertarlas correctamente con las laborales. Tampoco lo es el establecer un marco en el que cada parte tenga su lugar y no interfiera con la otra. Algunos consejos para tener éxito en este plano son: organizarse, organizarse y organizarse. Planificar nuestras rutinas diarias y nuestros tiempos de trabajo y descanso. Tratar de llegar a acuerdos con nuestros compañeros, parejas o familiares para repartirnos y complementarnos en las tareas familiares y domésticas. Crearnos un espacio de trabajo libre de distracciones y, en la medida de lo posible, bien diferenciado de los entornos de descanso y ocio. Y muy importante, tener claro que cuando se acaba nuestra jornada, se acaba nuestra jornada. Nada de seguir revisando emails entre capítulo y capítulo de nuestra serie favorita, después de nuestro paseo de desconexión, o mientras cenamos.
Si el tema de la soledad a la hora de trabajar es algo que puede llegar a frustrarnos, o si queremos establecer aún más separación entre la vida laboral y la personal, quizás sea interesante plantearnos buscar un lugar de trabajo compartido. Los llamados espacios de co-working son grandes alternativas en este sentido. Aunque también nos podría valer un bar o una cafetería con un ambiente de trabajo agradable y buena conexión, una biblioteca, o incluso un parque.
Lo que está claro es que, con el teletrabajo, tenemos mucho que ganar, ya seamos trabajadores autónomos o asalariados. Más flexibilidad de horarios, más autonomía y libertad, mayor capacidad de conciliación… Y no lo olvidemos, si sabemos llevarlo bien ¡mayor productividad! Estas son solamente algunas de las posibilidades que ofrece este nuevo sistema. Sin duda, la balanza parece caer claramente hacia el lado de las ventajas.