La proliferación de los okupas enfatiza la instalación de cerraduras anti-okupas

Mientras que en 2015 los datos oficiales sobre este delito registraron más de 10.000 casos, en 2019 la okupación alcanzó la cifra de 14.621 casos. Un crecimiento desmedido contra el que se enfrontan ciudadanos y propietarios mediante cámaras de videovigilancia o incluso cambiando sus cerraduras. ¿Lo más recomendable? Observación, seguridad y prevención.

Más de 14.600 inmuebles okupados en 2019

El auge de la okupación en nuestro país es un hecho más que patente, bien a causa de la incerteza económica y la precariedad laboral, bien por el mero ademán de hacerse con un inmueble aun a pesar de sus propietarios. De hecho, el Gobierno de España, a través del Ministerio de Consumo, ha añadido un matiz significativo en la llamada Ley Antidesahucios, recogida en el Boletín Oficial del Estado (BOE), mediante la que incluso se protege al okupa si éste accede a una vivienda sin hacer uso de la intimidación o de la violencia. O lo que es lo mismo: siempre y cuando el propietario o arrendatario no se halle en el interior de dicho inmueble.

A pesar de que, en una primera instancia, dicha cláusula se haya promovido como un intento de salvaguardar el derecho a la vivienda de las personas vulnerables, la realidad es que el fenómeno de la okupación cerró 2019 con más de 14.000 inmuebles okupados, según el Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC). Es por dicho motivo que los cerrajeros 24 horas han resurgido como un recurso factible para evitar el riesgo. En ese sentido, no es extraño advertir algún merodeador nocturno analizando cómo acceder a nuestro hogarpara okuparlo. Razón por la que deberíamos poder cambiar nuestra cerradura en cualquier momento.

Un crecimiento del 41%de los casos entre 2015 y 2019

A pesar de la pandemia del Covid-19, que debería haber restringido consecuentemente la actividad criminal, la okupación no sólo no se ha resentido del todo, sino queha proliferado en algunos distritos de prácticamente todas las zonas urbanas del país. Tal es así que las redes sociales son un consternado vergel testimonial de cuantos sucesos han acontecido ante todo tipo de familias, sin importar apenas su nivel adquisitivo y generando una tensión social sin precedentes. Algo que ya venía anunciándose de lejos, dado que, tomando en perspectiva la cifra de casos antes mencionada, la okupación creció un 41% entre 2015 y 2019 según los datos del SEC, pasando de 10.376 a 14.621 casos.

Por si fuera poco, y sumándose a la modificación de la mencionada Ley Antidesahucios, que sí goza de utilidad por cuanto se refiere a familias que no pueden solventar sus deudas o pagar el alquiler, gran parte de los desalojos se han aplazado hasta mayo. Una concesión que, si bien toma de partida la vulnerabilidad de algunos ciudadanos, y añadiendo indemnizaciones para los propietarios durante la moratoria, perjudica que la ley actúe coherentemente contra la okupación. De ahí el augmento de las solicitudes de cerrajeros urgentes para instalar cerraduras anti-okupas en localidades como Móstoles o Madrid, capital que, según los medios, registro 657 okupaciones durante el primer semestre de 2020.

¿Qué hacer contra la okupación?

Por lo general, los okupas no escogen un inmueble al azar para okuparlo cuando nadie mira, dado que ello haría saltar las alarmas del vecindario y la policía podría acudir enseguida para echarlos. Es por dicho motivo que se toman un tiempo para anotar los horarios de los propietarios, el tráfico de transeúntes o incluso la actitud de los vecinos. Detalles que podemos prevenir observando quién concurre nuestro barrio, si pertenece a la zona y hablando con los vecinos para concretar un método de vigilancia o de supervisión ante posibles sospechas. En ese sentido, es primordial la rapidez, dado que las próximas horas tras la okupación son de suma importancia para actuar.

Otra recomendación es la de, si nuestra vivienda se encuentra bajo riesgo de okupación, es la de cambiar las cerraduras cada tanto, aunque ello conllevaría un gasto constante y, al fin y al cabo, bastaría con el ingenio de un okupa u otro para acceder a nuestra casa. Por ese motivo, las cerraduras anti-okupas son una mejor inversión, dado que se trata de un dispositivo reforzado y más complejo contra el que el okupa lo tendrá más difícil, sino imposible, para irrumpir en el inmueble. Del mismo modo, instalar un sistema de alarmas puede ser francamente útil, ya que no sólo alerta a los vecinos y a la policía sobre el suceso, sino que espanta a los okupas.

¿Y si llego a casa y la vivienda está okupada?

Desafortunadamente, en muchos casos, y especialmente en las segundas residencias, es posible que el propietario llegue a la puerta de su casa para comprobar fatalmente que han cambiado su cerradura y hay un okupa dentro. Aunque existe la creencia de que, tras 48 horas con la vivienda okupada, no se puede proceder al desalojo inmediato, la realidad es otra. Ello depende de si se trata de un allanamiento de morada, con desalojo inmediato, o bien una usurpación de vivienda, en cuyo caso la respuesta legal puede demorarse incluso años.

No obstante, y como anécdota a tener en cuenta, existe el caso de una pareja de Barcelona que se las ingenió para echar de casa un okupa de forma fácil y sencilla. Según relataron a los medios, contactaron con un conocido suyo de oficio cerrajero y que, cansado de situaciones similares, optó por ayudar a la pareja quitando la cerradura puesta por el okupa cuando éste salió de la vivienda. Hecho esto, los propietarios tornaron a su casa y se atrincheraron a la espera del okupa para, sin haber cambiado la cerradura, llamar a la policía porque un individuo la había roto para acceder al hogar. Toda una odisea que, aunque efectiva, nos podríamos haber ahorrado al instalar una cerradura anti-okupas.