Fundación SERES y Grupo Caser han presentado este miércoles el informe ‘El papel de la empresa en el bienestar social’ en el que ahondar en los colectivos desfavorecidos y el impacto de la pandemia en los mismos, así como en el papel de las empresas para erradicar las desigualdades en España.
El director general de Grupo Caser, Ignacio Eyriès, ha abierto la sesión y ha destacado la contribución del sector asegurador al crecimiento económico general de la sociedad, al proporcionar estabilidad al funcionamiento del país, promocionando el ahorro, la cultura de la prevención y mantenimiento de los riesgos a través de las garantías propias de la industria.
Ha animado además a otros sectores de la economía a reflexionar sobre cuál será su aporte de forma que, conjuntamente, aunemos esfuerzos por el bien común. «El sector asegurador ha desarrollado iniciativas específicas para proteger a los colectivos más vulnerables en medio de la pandemia. La pandemia ha acelerado las medidas de flexibilidad laboral como medida más positiva» ha apostillado.
Por su parte, el presidente de Fundación SERES, Francisco Román, ha asegurado que «nos dirigimos hacia un nuevo entorno con nuevas oportunidades de innovar, mejorar y trabajar para impactar de una manera positiva en la sociedad. La crisis provocada por la COVID-19 ha puesto encima de la mesa dos retos fundamentales para la sociedad y la empresa».
«En primer lugar, retomar la actividad económica y hacerlo sin dejar a nadie atrás. No menos importante, el segundo gran desafío será contar con un liderazgo que sepa combinar resultados inmediatos con una visión a largo plazo guiada por el propósito y la colaboración», ha indicado.
La sesión ha contado con un espacio para mostrar las conclusiones del informe ‘El papel de la empresa en el bienestar social’ que busca conocer los principales retos que abordan las políticas públicas en materia de bienestar social, cómo están trabajando las empresas frente a cada uno de esos retos y las oportunidades que existen para incrementar los resultados a partir de la implementación de estrategias de RSE.
Algunos de esos casos concretos se han analizado en la mesa redonda posterior, moderada por la directora general de la Fundación SERES, Ana Sainz, que ha querido recordar que «las organizaciones se están esforzando por ser parte de la solución. Una especie de conexión entre progreso social y económico: suma de valor social y valor empresarial. Es un concepto imparable al que nadie da la espalda. Es importante resolver un problema social pensando en los colectivos más vulnerables y que además tenga un impacto positivo en la cuenta de resultados».
Posterirmente, la presidenta de la Fundación Pilares Pilar Rodríguez ha hecho hincapié en que «hay que poner en el centro a las personas y esto supone hacer una apuesta enorme por la innovación en los recursos y en la manera de intervenir para involucrar en la sociedad a las personas jubiladas como para atender a las personas que necesitan ayuda en su domicilio o en residencias. Los grandes ejes serán innovación y transformación en los que las empresas pueden aportar mucho».
Mientras, la secretaria de Cáritas Española Natalia Peiró ha resaltado la situación de los colectivos más desfavorecidos durante el debate y ha asegurado que «esta crisis no afecta a todos por igual. Las personas que acompañamos en Cáritas han sufrido y sufren por la falta de empleo, por el empleo temporal y precario, por la dificultad para el pago de la vivienda y los suministros o por la brecha digital».
A continuación, la directora general de la Fundación Integra, Ana Muñoz de Dios, ha afirmado que «las empresas, ahora más que nunca, ejercen un papel activo, en el que buscan implicarse e implicar a todos los grupos de interés en la labor social que realizan junto a las entidades con las que colaboran, como partners y co-creadores. Estas alianzas y sinergias se traducen en un resultado: impacto social».
El Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil del Gobierno de España, Ernesto Gascó, ha clausurado la sesión y ha argumentado que «el ascensor social no funciona lo bien que debería funcionar en España. La COVID-19 ha impactado en todas nuestras vidas, pero la desigualdad se ha acrecentado y el impacto es mucho mayor y supone una pérdida en salud en los colectivos de mayor edad y los niños han sufrido también el impacto de la pandemia. Han aumentado los riesgos a los que está expuesta la infancia, un duro confinamiento y por supuestolos efectos en la salud mental también deberán ser tratados y abordados».
«Si esta dimensión es importante es más visible en el campo educativo. Seis meses sin clases presenciales ha impactado en el rendimiento y la voluntad el Comisionado está en defender la educación presencial e impulsar los recursos para la educación virtual. Es esencial garantizar una infancia y sana segura y feliz», ha concluído.