Asociaciones de usuarios, víctimas de accidentes de tráfico y expertos en seguridad vial creen que la caída de fallecidos en las carreteras españolas en 2020 no es una «cifra real» y que son «malos» datos, ya que se trató de un año «atípico», marcado por las restricciones de movilidad establecidas para frenar la expansión de la pandemia del coronavirus.
El año 2020 finalizó con 870 fallecidos en carretera, una cifra que representa un nuevo mínimo histórico de víctimas mortales en esta materia después del registrado en el ejercicio 2019 (1.101 personas).
En declaraciones a Europa Press, el presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes DIA, Francisco Canes, ha explicado que 2020 ha sido un año «muy atípico», por lo que extrapolar los datos de 2018 o 2019 es «imposible», ya que ha habido una modificación «importante» en cuanto la movilidad y el tipo de la misma.
«Nosotros pensamos que esto ha sido un paréntesis», ha manifestado, para después añadir que habrá que ver la evolución en 2021, teniendo en cuenta que, «seguramente», en la primera parte del año habrá bastantes restricciones de movilidad. Aunque Canes se felicita por la reducción del número de accidentes y víctimas mortales, insiste en que se trata de una situación «excepcional».
Asimismo, la presidenta de Stop Accidentes, Ana Novella, ha valorado como positiva la caída del número de víctimas mortales por debajo de las 1.000 personas, pero ha hecho hincapié en que no es una «cifra real» porque se ha producido en un escenario de pandemia, de estado de alarma y confinamiento total. «Si lo miras bien, realmente no ha sido exponencial la bajada del número de víctimas con respecto a la poca movilidad que ha habido durante este confinamiento», ha indicado a Europa Press.
Novella ha criticado la falta de concienciación de algunos usuarios y ha argumentado que algunos conductores se han saltado semáforos «tranquilamente» o han conducido utilizando el teléfono móvil «como si nada». Al mismo tiempo, la presidenta de Stop Accidentes ha lamentado que el pasado año se incrementó el no uso del cinturón de seguridad entre los fallecidos en turismo y furgoneta, y ha tachado de «increíble que a estas alturas todavía» se cuestionen medidas de seguridad como esta.
SIGUE HABIENDO «CIENTOS DE VÍCTIMAS»
Según los datos de Interior, en 2020 los motoristas han reducido su siniestralidad un 34 por ciento, con 189 fallecidos, 97 menos que en 2019. El presidente de Muta Motera, Juan Manuel Reyes, ha señalado que «como siempre que baja la siniestralidad», la valoración es «positiva», pero ha recordado que sigue habiendo «cientos de víctimas», que son «cientos de dramas humanos familiares, que se podrían evitar».
En cuanto a los datos, Reyes ha apuntado a Europa Press que la siniestralidad se ha reducido un 21 por ciento como consecuencia del COVID-19 y ha destacado que ese descenso no ha sido proporcional al de la movilidad, que ha caído un 25 por ciento.
«En términos relativos, la situación ha empeorado», ha agregado Reyes, al tiempo que ha matizado que en términos absolutos las cifras no son buenas. Así, apuesta por «redoblar» las medidas en materia de reducción de la siniestralidad.
La portavoz de la Plataforma de Motoristas por la Seguridad Vial, María José Alonso, opina que 189 fallecidos son «una barbaridad» teniendo en cuenta la caída de la movilidad. «Las cifras son peores si cabe que las de 2019», ha manifestado.
Por su parte, el Real Automóvil Club de España (RACE) ha lamentado los «malos» datos de fallecidos y heridos graves en las carreteras españolas durante el pasado año, «unas cifras insostenibles, ya que son porcentualmente peores que las del año anterior».
En declaraciones a Europa Press, el presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, ha asegurado que «la DGT debe huir de triunfalismos y explicar por qué la reducción de accidentes ha sido muy inferior a la reducción del volumen de tráfico». «También debe aclarar el importante incremento de accidentes en Castilla-La Mancha y en otras provincias de Andalucía», ha matizado.
Mientras, la coordinadora general de ConBici, Laura Vergara, ha destacado que «se confirma la relación entre la reducción de la movilidad y la velocidad con la reducción de la siniestralidad», por lo que ha instado al Gobierno a «hacer efectiva cuanto antes la reducción de velocidad de forma generalizada en los núcleos urbanos, así como otras medidas para la reducción de la movilidad individual motorizada hacia una movilidad activa y el refuerzo del transporte público colectivo».
Desde la Red de Ciudades por la Bicicleta, su presidente, Antoni Poveda, ha calificado de «imprescindible acelerar las inversiones en infraestructuras para el uso de la bicicleta, de forma que desplazarse entre municipios sea seguro».
Por otro lado, Poveda también cree hay que exigir el respeto del 1,5 metros mínimos para adelantar a ciclistas, así como «empezar a apostar desde ya por la educación vial obligatoria en los centros de enseñanza».
MOVILIDAD PEATONAL, «MUY DESATENDIDA»
La presidenta de la coordinadora estatal de entidades de peatones ‘Andando’, Sonia Jichi Ribera, ha afirmado que la movilidad peatonal interurbana sigue «muy desatendida» por los responsables de la DGT, que «ignoran la urgencia de acondicionar caminos o sendas rurales en condiciones tales que no expongan al peatón a la muerte segura en caso de atropello».
«Recordamos que los núcleos interurbanos distanciados de menos de 5 km serían perfectamente practicables de la manera más saludable y económica pero, lamentablemente, a día de hoy no lo son en la gran mayoría de los casos», ha indicado a Europa Press.
Finalmente, a juicio del asesor de PONS Seguridad Vial, Ramón Ledesma, el ejercicio 2020 «no puede ser incluido como un año comparable en el ámbito de la seguridad vial» ya que la movilidad no puede relacionarse con otros años, ni por volumen ni por el modo en que se produce.