El Papa ha contrapuesto el «realismo teologal» de los Reyes Magos a la «mundanidad» que llama «la atención de la masa» y es «perennemente esclava de la apariencia y en busca de entretenimiento».
«La mundanidad sólo da valor a las cosas sensacionales, a las cosas que llaman la atención de la masa. En cambio, en los Magos vemos una actitud distinta, que podríamos definir como realismo teologal», ha señalado el Papa durante la homilía de la solemne eucaristía de la Epifanía del Señor, que conmemora la visita de los tres Reyes Magos al Niño Jesús.
En la misa, la última celebración litúrgica del periodo que marca para los cristianos el Nacimiento de Jesús, se han respetado todas las medidas de seguridad como el uso de mascarillas y la distancia de seguridad en los bancos de la basílica de San Pedro. Se han contabilizado unas 70 personas entre los que estaban el cardenal español Santos Abril y Castelló y el cardenal australiano George Pell, que fue absuelto por el Tribunal Supremo de Australia de las acusaciones de abuso a menores tras pasar 13 meses en prisión.
Se trata de la primera misa que celebra el Santo Padre este año 2021 ya que, debido a «una dolorosa ciática», no pudo celebrar el ‘Te Deum’ del 31 de diciembre ni la misa de Año Nuevo del 1 de enero.
En su alocución, el Papa ha instado a los fieles a «no hacer de los problemas y las dificultades el centro» de la existencia. El pontífice ha invitado así a «dejar de lado el cansancio y las quejas» y «a salir de las limitaciones de una perspectiva estrecha, a liberarse de la dictadura del propio yo, siempre inclinado a replegarse sobre sí mismo y sus propias preocupaciones.
Y ha agregado: «Para adorar al Señor es necesario ante todo ‘levantar la vista’, es decir, no dejarse atrapar por los fantasmas interiores que apagan la esperanza, y no hacer de los problemas y las dificultades el centro de nuestra existencia».
Francisco ha dejado claro que esto no significa que se niegue la realidad, «fingiendo o creyendo que todo está bien», sino que se trata más bien de mirar de «un modo nuevo los problemas y las angustias», sabiendo que el Señor «escucha atentamente nuestras súplicas y no es indiferente a las lágrimas que derramamos».
Además, ha subrayado que «todos los pecados, incluidos los feos» ayudan al «crecimiento espiritual». «Si se toman con arrepentimiento, ayudan en el viaje hacia el Señor, a encontrarlo mejor», ha destacado.
El Papa ha manifestado de este modo que el corazón se abre así a la adoración y lo ha contrapuesto a la tendencia a fijar «la atención exclusivamente en los problemas», rechazando alzar los ojos a Dios, cuando «el miedo invade el corazón y lo desorienta, dando lugar a la rabia, al desconcierto, a la angustia y a la depresión».