¿Alguna vez te has preguntado qué son y qué requisitos debe cumplir una familia de acogida? Por desgracia, no todos los niños tienen una familia donde crecer. Por diversas razones, los padres no pueden responder adecuadamente a las necesidades de un niño y es necesario acogerlo en un centro. Sin embargo, por muy bien organizado que esté, no puede ofrecer una relación personal ni emocional y, por tanto, no es la solución ideal. Lo que el niño necesita son relaciones y vínculos, esa combinación de amor, ternura y normas que caracterizan la vida de una familia.
Otorgar la tutela del menor es la mejor solución para garantizar el bienestar de un niño que ha sido alejado, por un período más o menos largo, de los padres biológicos. La ley establece el derecho de todo niño a crecer en una familia. En primer lugar, en la propia. Y si esto no es posible, en una familia adoptiva, si hay una situación de total abandono moral y material, o en una familia del tipo que hablamos, si los padres son incapaces de cuidarlo sólo temporalmente.
Requisitos de las familias de acogida
Las dificultades que puede pasar una familia son múltiples y pueden ser más o menos graves, y resolverse en más o menos tiempo. Las condiciones que dan lugar a este hecho son las más diversas (dificultades económicas, razones de salud, conflictos dentro de la pareja) y las soluciones pueden ser diferentes. En los casos en que los padres biológicos no pueden garantizar una presencia constante al lado de su hijo, por ejemplo, por razones de trabajo, el niño es acogido por las familias de acogida sólo durante una parte del día o durante unos días a la semana.
La tutela por período corto de tiempo y preestablecido responde a una necesidad transitoria o a una emergencia, cuando los padres no pueden hacerse cargo del niño durante un período determinado (por ejemplo, durante un ingreso hospitalario). Por último, la situación más común es la de una tutela larga, aplicada en los casos en que no es posible predecir cuándo el bebé podrá volver a vivir con la familia de origen.
¿Quién puede acoger a un niño?
Están en la mejor posición, en este orden, las parejas casadas, preferentemente con hijos menores de edad para formar con el pequeño una familia lo más similar posible a la suya; cónyuges que no tienen hijos y, por último, las personas solteras. Los cuidadores de las familias de acogida necesitan estar preparados, evaluados y recibir el apoyo de los servicios sociales, así como atención médica. La colaboración es clave, porque es una experiencia especial, que deben abordarse con una preparación adecuada, contando con el apoyo y la asistencia de profesionales.
El niño acogido llega con una historia, a menudo caracterizada por experiencias negativas, y proviene de un entorno familiar desfavorecido que necesita conocer y entender. Pero, a diferencia de la adopción, la acogida prevé el mantenimiento y, si es posible, el fortalecimiento de los lazos del niño con su familia de origen. Esta experiencia implica un compromiso emocional verdadero y profundo, pero no hay que caer en la tentación de asumir el papel de mamá y papá en todos los aspectos. Tenemos que aprender a convivir y a aceptar que los padres de origen estarán en la mente y en el corazón del niño.
Familias de acogida perfectas
La familia ideal para dar cabida a un hijo de acogida es la que tiene uno o más niños, que pueden tener un papel decisivo en el resultado final. Cuando se trata de niños mayores, por supuesto, tendrán que ser involucrados y deberemos escuchar su punto de vista, pero incluso los más pequeños tendrán que estar preparados para la llegada de un nuevo bebé, con explicaciones sencillas y apropiadas para su edad. La entrada en la familia de una persona que lleva consigo graves problemas no es sencilla, pero el diálogo continuo ayudará a afrontar y superar todos los obstáculos.
Mamá y papá también tendrán que reservar un tiempo exclusivo para cada niño, porque cada niño debe tener la oportunidad de tener a sus padres para ellos solos, obtener no sólo abrazos y consuelo, sino también la posibilidad de expresar dudas y temores, confesarse y desahogarse ante cualquier problema. Será tarea de los padres redimensionar cualquier hostilidad o desconfianza inicial y ayudar a los niños a lidiar con los celos o pequeños conflictos inevitables (incluso en las familias «normales», tras el nacimiento de un nuevo bebé) y que, bien gestionados, pueden ser una oportunidad de crecimiento para todos. Los hijos biológicos pueden ayudar de manera inesperada para que la acogida vaya bien: a través de una comunicación transversal, ya que transmiten mensajes, reglas y tranquilidad.
Convertirse en este tipo de familia
Convertirse en una familia de acogida para un niño con un historial difícil es hermoso, pero también un reto. Puede suceder que el niño se sienta extraño en las familia de acogidas o se comporte de una manera cuestionable.
Es importante señalar que, para él, el problema no es tanto tener dos familias, sino el miedo a no tener nada más: tiene miedo de perder a su familia de origen que, aunque insuficiente, sigue siendo su familia, de la que se siente parte y a la que siempre estará vinculado, y no conoce bien la familia de acogida, de la que no sabe hasta cuándo puede contar con ella. Por esto, es determinante mostrarse muy flexible.