Comprar yogur parece fácil, pero todo cambia cuando te enfrentas al estante del supermercado y te encuentras con decenas de opciones que prometen ser las mejores. Entre etiquetas llamativas, términos como “bifidus activo”, “0% materia grasa” o “con trozos de fruta”, tomar una buena decisión nutricional puede volverse una odisea. Por suerte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha hecho el trabajo duro por nosotros: ha analizado los yogures más vendidos y revela cuáles son realmente los mejores.
Y no se trata solo de sabor o textura. La OCU ha puesto el foco en los ingredientes, la calidad de los fermentos, la presencia de azúcares añadidos y el precio por kilo. El resultado es una lista clara de yogures que sí merecen un lugar en nuestra nevera y otros que conviene dejar en la estantería.
1Yogur natural: menos es más cuando se trata de salud
Si hay un consejo que se repite como un mantra en boca de nutricionistas, es este: el yogur natural sin azúcar es una joya nutricional. Y la OCU lo confirma. Frente a la moda de los yogures de sabores, con toppings o enriquecidos, la versión más sencilla —leche fermentada y poco más— gana por goleada en salud.
¿Por qué? Porque el yogur natural tiene menos ingredientes, y eso es precisamente lo que lo hace más saludable. Cuanto menos procesado esté, mejor. La OCU advierte sobre la necesidad de leer las etiquetas con lupa: muchos productos esconden azúcares, espesantes o colorantes bajo nombres complicados. Por eso, si no quieres complicarte, elige uno que contenga solo leche y fermentos lácticos vivos. Nada más.
¿Qué el sabor ácido no te convence? Hay trucos sencillos para suavizarlo sin perder beneficios: puedes añadir fruta fresca, canela, una cucharadita de semillas o incluso una pizca de crema de frutos secos. Así lo transformas en un snack delicioso y nutritivo, sin necesidad de caer en las versiones edulcoradas.