Durante años, muchos conductores han confiado en ese frenazo de última hora al divisar un radar, creyendo que así evitaban la temida multa por exceso de velocidad. Sin embargo, esos días han quedado atrás. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha implementado un sistema tan sofisticado como implacable que está dejando sin efecto estas maniobras evasivas.
Los radares de tramo de la DGT, combinados con dispositivos móviles, han cambiado por completo las reglas del juego en materia de control de velocidad. En este artículo te explicaremos cómo funcionan estos sistemas, dónde se encuentran instalados y por qué resultan tan efectivos.
4Las consecuencias de pasarse de la raya
Las sanciones por exceso de velocidad no son meras molestias administrativas. La DGT ha establecido un sistema de multas progresivo que puede llegar a tener consecuencias muy serias para los conductores reincidentes.
Las infracciones se clasifican en tres niveles según la gravedad. Las más leves, hasta 20 km/h por encima del límite, suponen 100 euros de multa sin pérdida de puntos. Entre 21 y 40 km/h de exceso, la sanción sube a 300 euros y la retirada de 2 puntos del carné. Los casos más graves, aquellos en los que se supera en más de 40 km/h el límite establecido, pueden acarrear multas de 600 euros, la pérdida de 6 puntos y, en situaciones extremas, incluso la retirada del permiso de conducir.
Pero más allá de las sanciones económicas y administrativas, está el aspecto más importante: la seguridad. Los estudios de la DGT demuestran que en los tramos donde se han instalado estos sistemas, los accidentes graves se han reducido en un porcentaje significativo. Al final, ese es el verdadero objetivo de toda esta tecnología: salvar vidas, no recaudar multas.