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El truco de frenar antes del radar ya no sirve: la DGT te sigue y te multa igual

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Durante años, muchos conductores han confiado en ese frenazo de última hora al divisar un radar, creyendo que así evitaban la temida multa por exceso de velocidad. Sin embargo, esos días han quedado atrás. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha implementado un sistema tan sofisticado como implacable que está dejando sin efecto estas maniobras evasivas.

Los radares de tramo de la DGT, combinados con dispositivos móviles, han cambiado por completo las reglas del juego en materia de control de velocidad. En este artículo te explicaremos cómo funcionan estos sistemas, dónde se encuentran instalados y por qué resultan tan efectivos.

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Cómo funcionan los radares de tramo de la DGT

Cómo funcionan los radares de tramo de la DGT
Fuente: Agencias

Los radares tradicionales, aquellos que todos hemos visto al borde de la carretera, tienen una limitación importante: solo miden la velocidad en un punto concreto. Esto permitía a los conductores más avispados reducir bruscamente la velocidad al aproximarse al radar, para luego volver a acelerar una vez superado el dispositivo. Los radares de tramo, sin embargo, funcionan bajo un principio completamente diferente y mucho más efectivo.

El sistema consiste en dos cámaras situadas a cierta distancia una de la otra, normalmente entre unos cientos de metros y varios kilómetros. La primera cámara registra el paso del vehículo y toma nota de la matrícula y la hora exacta. La segunda cámara, situada más adelante, vuelve a registrar el mismo vehículo. Un ordenador calcula entonces el tiempo que ha tardado el coche en recorrer ese tramo y, en función de la distancia, determina si ha mantenido una velocidad media superior a la permitida.

La gran ventaja de este sistema es que hace completamente inútil ese frenazo de última hora. Da igual que el conductor reduzca la velocidad al pasar por las cámaras: si ha circulado demasiado rápido durante el tramo completo, la multa llegará igualmente. La DGT ha encontrado así la forma perfecta de evitar esos comportamientos erráticos que, además de buscar eludir las sanciones, pueden resultar peligrosos para el tráfico.

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