En la última década, el incremento de precios en la cesta de la compra ha sido una constante en la economía española, pero existe otra realidad menos visible que afecta directamente al bolsillo de los consumidores. La estafa silenciosa que ocurre en numerosos supermercados españoles adopta múltiples formas y pasa desapercibida para la mayoría de los compradores habituales, quienes rara vez comprueban con detalle sus tickets de compra. Este fenómeno, conocido coloquialmente como el «cambiazo», representa una sangría económica para millones de familias que simplemente acuden a realizar su compra semanal.
Lo más preocupante de esta situación no es el importe individual de cada error, sino la frecuencia y sistematización con la que ocurren estos pequeños fraudes al consumidor. Céntimos que se multiplican por miles de transacciones diarias y que, al final del ejercicio fiscal, pueden suponer auténticas fortunas para las grandes cadenas de distribución. El consumidor medio apenas nota estas pequeñas diferencias en cada compra, pero la suma acumulada a lo largo del año podría equivaler perfectamente a una compra completa o incluso más, dependiendo de la frecuencia con la que se visite el establecimiento.
4LA PSICOLOGÍA DETRÁS DEL ÉXITO DE ESTA ESTAFA COTIDIANA
El éxito de este modelo de estafa radica en su perfecta adaptación a los patrones psicológicos del consumidor actual. En primer lugar, la sobrecarga informativa a la que estamos sometidos dificulta que prestemos atención detallada a cada compra que realizamos. Los supermercados son conscientes de que, tras un largo recorrido entre pasillos repletos de estímulos visuales y ofertas aparentes, el consumidor llega a la caja mentalmente agotado y con menor capacidad para detectar inconsistencias en los precios.
Otro factor determinante es la falsa sensación de transparencia que ofrecen los sistemas informatizados. La mayoría de los consumidores asume que un sistema automatizado es más fiable que el criterio humano, cuando en realidad estos sistemas pueden ser programados deliberadamente para aplicar políticas de precios que favorezcan siempre a la empresa. La estafa moderna se beneficia precisamente de esta confianza ciega en la tecnología, utilizándola como escudo perfecto para implementar prácticas que, analizadas en detalle, resultarían claramente abusivas para cualquier consumidor informado.