Borja Iglesias le da un regalo a Betis en LaLiga
Borja Iglesias volvió a vestirse de protagonista en un gran escenario, esta vez con la camiseta del Celta de Vigo. Sin embargo, su actuación tuvo un destinatario claro al otro lado del mapa, el Real Betis. En la sólida victoria por 3-0 ante el Villarreal, el delantero no solo firmó su noveno gol de la temporada, sino que dejó un mensaje que viaja directo a Heliópolis y es que su huella aún no se borra. El ‘Panda’ eligió una fecha especial para celebrar. Justo un nuevo 23 de abril, el mismo día en que hace unos años marcó aquel gol inolvidable en la final de Copa con el Real Betis.
Y ahora, aunque defiende otros colores, vuelve a festejar en la misma fecha. Una especie de homenaje silencioso que no pasó desapercibido para la afición verdiblanca, que sigue sus pasos con atención. Ese gol no solo refuerza su buen momento en Galicia, también alimenta su narrativa personal. Borja Iglesias está construyendo una temporada de redención, y lo hace con gestos que conectan pasado y presente. En Balaídos se ilusionan con su nivel, pero en Sevilla también lo celebran, aunque sea desde lejos.
Un gol con efecto dominó en la clasificación
Más allá de lo emocional, el tanto de Borja Iglesias tuvo un impacto directo en la tabla. El Villarreal, uno de los principales rivales del Betis en la pelea por puestos europeos, cayó con claridad y perdió terreno. La expulsión de Bailly abrió el partido, pero fue la eficacia del Panda la que selló la sentencia. Y ese resultado puede tener consecuencias importantes. En Heliópolis no solo celebran el guiño sentimental, también agradecen el favor táctico. Si el Betis consigue vencer al colista en la próxima jornada, podría superar a los castellonenses en la clasificación.
En este tramo final de la temporada, donde cada punto pesa como oro, la colaboración involuntaria de Iglesias se transforma en un impulso inesperado para los de Pellegrini. Este tipo de partidos, donde los goles se conectan a distancia con otros intereses, dan forma a la emoción del fútbol. Iglesias, sin quererlo, se convierte en actor secundario de una historia que todavía está por escribirse. Pero en Sevilla, su nombre sigue apareciendo en las conversaciones sobre Europa.
El Panda brilla en Vigo, pero su eco retumba en Sevilla
Borja Iglesias ha vuelto a sentirse importante. Desde su llegada a Vigo ha recuperado la chispa, el olfato, la confianza. El Celta, que apostó por él con la esperanza de sumar calidad ofensiva, está viendo los frutos, goles, presencia, liderazgo. Su conexión con la grada de Balaídos crece partido a partido. Pero mientras suma minutos y goles en Galicia, el Betis no lo pierde de vista. Borja Iglesias sigue siendo jugador verdiblanco, al menos en lo contractual.
Y su buen rendimiento empieza a abrir escenarios. Una posible venta, una revalorización estratégica o, por qué no, un regreso si encaja en los planes del club. Lo cierto es que el delantero ha dejado atrás los meses grises y ha vuelto a ser el Panda que enamoró al Benito Villamarín. Cada vez que marca, no solo sube su estadística, también sube su valor en el mercado. Y en este juego de intereses, cada actuación suma. Su presente en Vigo ya es brillante, pero su futuro sigue escribiéndose entre líneas.