El turismo está cambiando, y a nivel global, los expertos han reconocido que el sector está experimentado una transformación y bastante profunda, y uno de los principales motores de este cambio son las plataformas de reservas online como Booking y las agencias de viajes tradicionales. Para nadie es un secreto que la forma en que los turistas planean y reservan sus estancias ha evolucionado drásticamente, modificando las dinámicas de la industria hotelera.
Y es que estas plataformas que han impactado en el sector turístico les han abierto la puerta a los viajeros a una gran variedad de opciones y han “obligado” al sector hotelero tradicional a adaptarse a las nuevas tecnologías, formas e incluso expectativas del mercado, las cuales incluyen precios más competitivos, servicios adicionales y, sobre todo, la gestión eficaz de la reputación online.
Lo cierto es que este nuevo escenario, está forzando a los hoteles tradicionales a revisar sus estrategias de marketing y sobre todo, las de gestión, pues es en este campo donde cada día se introducen nuevas herramientas tecnológicas. El tema de los algoritmos actualmente dominan muchas áreas del negocio, las tarifas por ejemplo, donde los algoritmos y las opiniones de los clientes terminan imponiéndose, lo que hace que, las cadenas hoteleras se ven presionadas a mantener altos estándares de calidad mientras optimizan sus precios.
En este contexto, tan competitivo como este que existe actualmente en el sector turismo, la relación que se mantiene con plataformas como Booking, puede marcar una gran diferencia, ya que no solo son canales de venta, sino también actores clave en la visibilidad de los establecimientos. Este fenómeno está redefiniendo el modelo de negocio de los hoteles, que deben encontrar un equilibrio entre la dependencia de estos gigantes tecnológicos y la necesidad de fortalecer su oferta propia.
Booking ha iniciado la transformación del modelo de reservas: del mostrador a la pantalla
Actualmente, las reservas en el sector turismo, que tradicionalmente se gestionaban en la redacción del hotel, por teléfono e incluso a través de agencias de viajes físicas, han cedido el espacio a las plataformas digitales, como Booking, Expedia y otras agencias online, que han aprovechado el momento para captar la atención de los viajeros con sistemas intuitivos, amplias ofertas y la posibilidad de comparar precios en tiempo real.
Y ante una revolución tecnológica que te ofrece tantas ventajas, se tenía que producir el cambio. Este cambio no solo ha llegado para transformar la forman en la que se venden las habitaciones, sino que también se han producido cambios en la forma en la que los hoteles interactúan con los clientes. Ante esta nueva realidad, los hoteleros se han visto obligados a integrarse en un ecosistema digital que impone sus propias reglas.
Y es que al final se trata de mantenerse a salvo en un escenario competitivo, de allí que muchos negocios se han visto obligados a adaptarse a esta revolución tecnológica, desde el sistema de gestión, hasta su presencia online y tal y como está ocurriendo actualmente, han tenido que adaptarse y terminar aceptando una intermediación que, si bien proporciona visibilidad y volumen de reservas, también reduce el margen de beneficio. El control sobre el cliente y la relación directa han quedado en segundo plano, marcando un cambio profundo en la dinámica comercial del sector.
Presión por precios, visibilidad y reputación: el nuevo desafío para los hoteleros gracias a Booking
Lo que ocurre actualmente con estas plataformas de reservas digitales, es que no solo se limitan a centralizar la oferta hotelera, sino que también fijan el ritmo de una competencia feroz basada en el precio, la puntuación y la visibilidad. Booking y las otras plataformas online no solo cobran comisiones elevadas, sino que condicionan el posicionamiento de los hoteles según su rendimiento comercial y la satisfacción del cliente.
Algunos de los beneficios que ofrecen estas plataformas de reservas online, como los precios bajos o simplemente flexibilizar el tema de las cancelaciones, pueden traducirse en una mayor visibilidad del hotel. También juegan un papel destacado en este “mundillo”, las reseñas de los clientes, que pueden ser malas y buenas, e inciden en el posicionamiento del hotel, una mala reseña puede penalizar significativamente la presencia online de un establecimiento.
Esta dinámica obliga a los hoteleros a jugar con márgenes cada vez más ajustados, en un intento constante por aparecer en los primeros resultados de búsqueda y atraer reservas. Lo cierto es que actualmente la reputación online puede marcar la diferencia en el éxito de un establecimiento, es un activo fundamental que requiere atención constante y profesional.
Así que la presión que imponen esta tecnología al sector turismo termina siendo doble: por un lado, tenemos la presión económica, por la reducción del ingreso neto por reserva, y operativa, por la necesidad de mantener altos estándares de calidad y atención al cliente que respondan a las expectativas marcadas por las propias plataformas.
Hacia una estrategia híbrida: reinventar el negocio hotelero en la era digital
El sector hostelero, en respuesta a estas reglas impuestas por las plataformas de reservas online, se han visto también obligados a desarrollar sus propias estrategias “hibridas”, es decir, sin dejar de apoyarse en las plataformas digitales, han fortalecido sectores claves. Invertir en páginas web optimizadas, mejorar la experiencia de reserva de los clientes y ofrecer ventajas exclusivas a quienes reserven directamente se ha convertido en una prioridad.
Otro ejemplo del esfuerzo que vienen realizando los hosteleros para limitar su dependencia de estas plataformas online, son los programas personalizados y de atención diferenciada, que tiene como objetivo recuperar y mantener una relación más cercana y rentable con el huésped. Al mismo tiempo, algunos hoteles exploran fórmulas colaborativas, como asociaciones locales o centrales de reservas independientes, que permiten competir con mayor fuerza frente a los gigantes digitales.
Se trata de una reinvención que se ha planteado como objetivo principal reducir la dependencia de los intermediarios, y al mismo tiempo posicionar los servicios a través de experiencias auténticas. Después de todo se trata de adaptarse a la nueva realidad turística, que implica aceptar el papel de las plataformas, ya que sea justa o no la intervención, pero también redoblar esfuerzos para reconquistar el control sobre el negocio.