Conducir es mucho más que un simple acto cotidiano: es sinónimo de libertad, autonomía y movilidad. Sin embargo, esa capacidad de ponerse al volante no es ilimitada. La Dirección General de Tráfico (DGT) establece rigurosos controles médicos para garantizar que todos los conductores cumplan con las condiciones físicas y mentales necesarias. Algunas enfermedades pueden suponer la retirada temporal o definitiva del carné, un tema que afecta a miles de españoles cada año.
¿Qué patologías impiden renovar el permiso? ¿Cómo actúa la DGT ante casos de deterioro cognitivo o problemas cardiovasculares? En este artículo profundizaremos en las normas que rigen la aptitud para conducir y las enfermedades que más preocupan a los expertos en seguridad vial.
3Problemas cardiovasculares: un corazón inestable no es buen copiloto
La DGT puede retirar temporalmente el carné de conducir si detecta patologías cardíacas graves como un infarto reciente, una arritmia severa o un aneurisma aórtico. El motivo es claro: el riesgo de síncope al volante es demasiado elevado y compromete la seguridad vial. La prioridad es evitar que una pérdida de conciencia derive en un accidente.
Pacientes con marcapasos, desfibriladores o hipertensión arterial grave deben someterse a controles médicos periódicos. Es vital garantizar que sus condiciones de salud estén bajo control y no interfieran en la conducción. La buena noticia es que, una vez estabilizada la dolencia, muchos conductores recuperan su permiso con el aval de informes médicos positivos y actualizados.