Especial 20 Aniversario

Esto lo haces cada noche con el móvil y podrías estar arruinando tu cerebro

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La noche cae y con ella llegan nuestros rituales para conciliar el sueño. Muchos españoles utilizan su móvil hasta el último segundo antes de cerrar los ojos, y lo que parecería un hábito inofensivo podría tener consecuencias devastadoras para nuestra salud cerebral. Este comportamiento tan extendido entre jóvenes y adultos responde a una dependencia tecnológica que nos impide separarnos del dispositivo incluso durante las horas de descanso.

El acto de colocar el móvil bajo la almohada o dejarlo a escasos centímetros de la cabeza durante toda la noche se ha normalizado en nuestra sociedad hiperconectada. No obstante, los expertos en neurología y trastornos del sueño llevan años advirtiendo sobre los peligros que entraña esta costumbre, señalando efectos nocivos que van desde alteraciones en los patrones de sueño hasta posibles daños cerebrales a largo plazo. La combinación del sobrecalentamiento del dispositivo y la exposición prolongada a radiaciones cercanas al cerebro podría estar generando una tormenta perfecta para nuestra salud neuronal.

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LA ADICCIÓN NOCTURNA: UN SÍNTOMA DE DEPENDENCIA DIGITAL

Reflexionemos un momento: ¿por qué sentimos la necesidad de mantener el móvil tan cerca mientras dormimos? La respuesta revela patrones preocupantes de dependencia psicológica. La imposibilidad de separarnos del dispositivo ni siquiera durante el sueño evidencia un vínculo enfermizo que trasciende la utilidad práctica y se adentra en el terreno de la adicción comportamental. Esta conexión permanente está modificando nuestra relación con la tecnología de formas que apenas comenzamos a comprender.

Numerosos psicólogos especializados en adicciones tecnológicas señalan que dormir con el móvil bajo la almohada responde a una ansiedad por separación del dispositivo. Este comportamiento, lejos de ser una simple costumbre moderna, constituye un síntoma de un problema mayor relacionado con nuestra incapacidad para desconectar. La dependencia digital nocturna puede incrementar los niveles de cortisol (hormona del estrés) durante la noche, creando un círculo vicioso que refuerza la necesidad psicológica de mantener el contacto físico con el teléfono incluso durante el sueño.