En un país donde el jamón es casi un emblema nacional, no es sencillo encontrar una versión realmente saludable. Sin embargo, una reconocida nutricionista ha puesto el foco en un producto que rompe con los prejuicios y las etiquetas engañosas. La sorpresa: no está ni en Carrefour ni en Aldi. El secreto, para quien sabe buscarlo, se esconde en las estanterías de un supermercado muy popular entre los españoles.
Andrea Sorinas, experta en salud alimentaria y voz autorizada en redes sociales bajo el usuario @concoco_nut, ha transformado el debate sobre el jamón cocido con una recomendación tan inesperada como reveladora. Y lo mejor: está al alcance de todos, sin pagar de más. En este artículo, te contaremos cuál es el mejor jamón cocido de supermercado.
3La clave está en la etiqueta: carne, agua y sal
María Pespín, otra figura destacada en el mundo de la nutrición y divulgación alimentaria, coincide en muchos aspectos con Sorinas, pero aporta una perspectiva complementaria. Ella se inclina por otra marca: El Pozo, también disponible en varios supermercados, y que ofrece un jamón cocido con un 92% de carne.
Lo interesante es que Pespín no solo se fija en el porcentaje de carne. Para ella, la clave está en lo que acompaña a esa carne. En sus publicaciones, insiste en que una buena elección pasa por mirar más allá de la portada del envase. Según explica, lo ideal es encontrar etiquetas que incluyan únicamente “carne de cerdo, agua y sal”. Nada más. Ni féculas, ni azúcares, ni conservantes agresivos.
Uno de los ingredientes más controvertidos que suele encontrarse en los jamones cocidos es el nitrato sódico, también conocido como E-250. Este aditivo, habitual en productos cárnicos procesados por su función conservante y colorante, ha sido señalado por varios estudios como potencialmente perjudicial si se consume en exceso. Por eso, tanto Sorinas como Pespín coinciden: menos es más.
Este enfoque minimalista, basado en la simplicidad y la calidad, no solo es aplicable al jamón. Es una filosofía que puede trasladarse a casi cualquier producto del supermercado. Y esa es quizá la lección más valiosa que ambas profesionales quieren transmitir: comer bien no es cuestión de moda, sino de conciencia.