La llegada de Caparrós reaviva la tensión en el Sevilla FC
El regreso de Joaquín Caparrós al banquillo del Sevilla FC no ha pasado desapercibido. Muy por el contrario, la decisión de destituir a Xavi García Pimienta para darle paso al técnico utrerano ha generado una fuerte sacudida en el entorno sevillista. Lejos de ser una medida que calme las aguas, la polémica se ha instalado con fuerza en Nervión, alimentada por una creciente percepción entre los aficionados. Y es que este movimiento no responde a criterios puramente deportivos, sino que busca sofocar el malestar creciente de la grada.
En la última edición del debate de ESTADIO Deportivo, los análisis no tardaron en reflejar esa división de opiniones. “El Sevilla acierta echando a García Pimienta en este momento de la temporada”, aseguró José Ronquillo, quien defendió la maniobra como una forma de sacudir el vestuario y provocar una reacción inmediata. En la vereda opuesta, Javier Jiménez fue contundente al expresarse. “Es un movimiento para callar a la afición”. Para él, el técnico canario no debía ser el señalado, pues había logrado mantener al equipo fuera de la zona de descenso y estaba cumpliendo con el objetivo mínimo esperado.
Caparrós, entre la ilusión personal y el reto colectivo
Durante su presentación oficial, Caparrós se mostró entero, firme y visiblemente emocionado. La ilusión por volver al club que considera su casa fue evidente. “Estoy feliz y con la misma ilusión que cuando llegué por primera vez en el año 2000 con Roberto Alés y Monchi”, afirmó ante una sala de prensa colmada de cámaras, micrófonos y flashes. El técnico andaluz regresa a un entorno que conoce como pocos y en el que ya ha vivido capítulos fundamentales de su carrera.
Su mensaje fue que la unidad y el compromiso son clave para salir adelante. “Tenemos un denominador común: el escudo del Sevilla. Es el momento para que estemos todos unidos”, dijo con determinación, acompañado por el presidente José María del Nido Carrasco y el director deportivo Víctor Orta.
Además, insistió en su conocida filosofía del «partido a partido», dejando claro que no hay margen para mirar demasiado lejos. El objetivo inmediato es vencer al Alavés en el próximo compromiso liguero. No solo por lo deportivo, sino por lo anímico. Y es que llenar el Sánchez-Pizjuán será, en sus palabras, clave para que el equipo recupere confianza y se reencuentre con su gente. Caparrós sabe que no solo se juega puntos, también se juega su credibilidad, la confianza de un vestuario golpeado y el respaldo de una afición exigente.
Cambios drásticos en el vestuario
Pero Caparrós no ha venido solo a motivar. Desde su llegada, ha empezado a tomar decisiones de fondo. Cinco jugadores están en la lista de salidas, entre ellos dos defensas que llegaron con expectativas altas pero han ofrecido un rendimiento muy por debajo de lo esperado. Ellos son Tanguy Nianzou y Marcao. Ambos ya habían sido apartados del equipo por García Pimienta. A ellos se suman otros nombres que también podrían salir en este mercado, Manu Bueno, que apunta a una cesión para ganar minutos; Suso García, cuyo contrato finaliza en junio y no será renovado; y Saúl Ñíguez, cedido por el Atlético de Madrid, sin intención por parte del Sevilla de prolongar su estancia.
En paralelo, Caparrós ha comenzado a perfilar los refuerzos que considera innegociables para esta nueva etapa. Aunque aún no hay nombres confirmados, el utrerano tiene claro qué necesita. Un delantero centro, un guardameta y un centrocampista. La intención es reforzar posiciones clave y elevar el nivel competitivo de una plantilla que ha quedado en deuda esta temporada. Con esta limpieza en marcha y el mercado acercándose, se espera un verano movido en las oficinas del Ramón Sánchez-Pizjuán.