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Un médico lo aclara: esta señal en tus uñas puede ser más peligrosa de lo que parece

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Prestar atención a los pequeños cambios en nuestro cuerpo puede marcar la diferencia entre detectar a tiempo una deficiencia o permitir que evolucione hacia un problema más grave. Las uñas, esas estructuras aparentemente simples que muchos consideran solo una cuestión estética, pueden revelar importantes señales sobre nuestra salud interna que no deberíamos ignorar. Expertos sanitarios advierten que ciertos cambios en la coloración o textura pueden indicar desde simples carencias nutricionales hasta condiciones médicas que requieren atención inmediata.

La medicina actual reconoce que nuestro organismo funciona como un sistema integrado donde cada parte refleja el estado del conjunto. Cuando las uñas presentan alteraciones como fragilidad extrema, coloración blanquecina o una curiosa concavidad hacia el interior —conocida como coiloniquia—, podemos estar ante un signo de alarma que merece consideración profesional. Según los especialistas, estas manifestaciones podrían indicar una deficiencia de hierro que, de no tratarse adecuadamente, derivaría en anemia ferropénica y complicaciones más serias para nuestra salud general.

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OTROS SÍNTOMAS QUE ACOMPAÑAN A LAS ALTERACIONES EN LAS UÑAS

Fuente: Freepik

La deficiencia de hierro rara vez se presenta como un fenómeno aislado que afecta únicamente a las uñas. El organismo, en su intento por compensar la carencia, desencadena una serie de mecanismos de adaptación que se traducen en manifestaciones clínicas reconocibles. Fatiga persistente que no mejora con el descanso, palidez anormal de la piel, taquicardias injustificadas o mareos frecuentes suelen acompañar a los cambios ungueales. Las personas afectadas también pueden experimentar un peculiar síndrome conocido como «pica», caracterizado por antojos de sustancias no nutritivas como hielo, tierra o almidón.

Los profesionales sanitarios advierten que ignorar estos signos puede conducir a complicaciones significativas a medio y largo plazo. La deficiencia prolongada no solo afecta a la estructura de las uñas, sino que puede comprometer funciones neurológicas, inmunológicas y musculares. Quienes padecen esta carencia durante periodos extensos podrían desarrollar alteraciones en la capacidad cognitiva, disminución del rendimiento físico o mayor susceptibilidad a infecciones, consecuencias que trascienden ampliamente el ámbito estético y afectan sustancialmente la calidad de vida en múltiples dimensiones.