El tema de la siniestralidad laboral en España y en cualquier parte del mundo tiende a ser complejo y además una asignatura pendiente del mercado de trabajo, a pesar de que las causas de este tipo de accidentes comienzan a verse con mucha mayor claridad con el pasar de los años. Según Comisiones Obreras (CC.OO.), el envejecimiento de la población trabajadora está contribuyendo de forma significativa al aumento de los accidentes laborales en el país, lo que complica el escenario laboral de un país que tiende hacia la vejez y sin esperanza de relevo a mediano plazo.
Antes este escenario tan poco esperanzador, el sindicato alertan de que el incremento de la edad media entre los empleados no solo agrava el riesgo de sufrir lesiones en el trabajo, sino que también pone de manifiesto la falta de medidas específicas para proteger a los trabajadores de mayor edad, una alerta que pone en entredicho la seguridad laboral en las empresas. En este contexto, CC.OO. ha insistido en la necesidad urgente de adaptar los entornos laborales a las nuevas realidades demográficas.
El sindicato reclama políticas preventivas más eficaces, que incluyan formación, ergonomía adecuada y revisión de los ritmos de trabajo. A juicio de la organización, el incremento de los siniestros no puede explicarse únicamente por la imprudencia o el incumplimiento normativo, sino por un modelo productivo que sigue sin responder a las características de una plantilla cada vez más envejecida.
Un mercado laboral cada vez más envejecido: el nuevo perfil del trabajador en riesgo según CC.OO.
El mercado laboral en España ha experimentado cambios significativos en los últimos años, siendo el envejecimiento progresivo de la fuerza laboral. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2023, el 20,7% de las personas ocupadas en España tienen 55 años o más, es decir, más de 4,4 millones de trabajadores, una cifra que ha aumentado más de cinco puntos desde 2013.
Son varias las razones por las que ocurre este fenómeno en el mercado laboral español, pero básicamente se debe al retraso en la edad de jubilación. Este dato, sin importar la perspectiva desde donde se mire, tiende a ser preocupante, estamos hablando de una fuerza laboral envejecida y que plantea nuevos retos en materia de salud laboral. De allí que CC.OO. haya advertido que este grupo etario presenta una mayor incidencia de accidentes graves y mortales.
Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, apenas el 35% de los accidentes laborales mortales registrados en 2023 afectaron a trabajadores de 55 años o más, lo que no deja de ser una cifra preocupante. El perfil del trabajador en riesgo ya no es únicamente el joven sin experiencia, sino también el profesional veterano que, pese a su conocimiento, no dispone de un entorno laboral adaptado a sus capacidades físicas o cognitivas. Por lo que son varios los factores que explican este fenómeno, ya no se trata de la edad del trabajador, sino del ambiente laboral no seguro que ofrecen las empresas.
Más accidentes, menos prevención: la brecha en la protección de los mayores de 55 años
Lo curioso es que mientras la edad de la fuerza laboral en España sigue creciendo, las políticas de prevención de riesgos laborales han permanecido prácticamente estancada en los últimos años. Según denuncia CC.OO. en su informe “Envejecimiento y riesgos laborales” (2024), y es que todo apunta a que muchas empresas continúan aplicando protocolos generalistas que no contemplan las necesidades específicas de los empleados de más edad.
Y obviamente, esta falta de adaptación genera una brecha de protección que se traduce en un aumento de la siniestralidad, especialmente en sectores como la construcción, la industria manufacturera y el transporte. Este dato viene a revelar un secreto a voces, y que pone en evidencia la falta de compromiso del sector empresarial en muchos casos con la seguridad laboral.
El resultado es preocupante: según el Observatorio de las Contingencias Profesionales de la Seguridad Social, los trabajadores de 55 años o más presentan una tasa de incidencia de accidentes mortales casi tres veces superior a la de los menores de 35 años (9,2 frente a 3,1 por cada 100.000 trabajadores, respectivamente, en 2023).
Factores como la falta de ergonomía, la escasa e incluso inexistente formación en materia de prevención de riesgos laborales y la presión por un incremento de la productividad, inciden de forma significativa en los trabajadores de avanzada edad o veteranos. La prevención, en estos casos, no puede limitarse a cumplir con la normativa básica, sino que debe actualizarse en función del perfil real de la plantilla, un hecho que no se ejecuta, lo que ha terminado aumentando el índice de siniestralidad laboral.
La llamada de CC.OO. a reformar la prevención de riesgos: ¿es hora de un nuevo modelo laboral?
Con un escenario tan complejo, CC.OO. ha dejado sobre la mesa un cumulo de propuestas con el objetivo de promover un cambio en el modelo prevención de riesgos laborales que se viene implementando en España. El sindicato exige que las políticas de salud laboral incorporen la variable edad como eje prioritario.
Entre sus propuestas destacan aspectos como el diseño de protocolos específicos para trabajadores mayores de 55 años, evaluaciones periódicas sobre el impacto de la edad en las actividades del puesto de trabajo, y por último, una inversión en materia de formación sobre riesgos laborales destinada a este colectivo.
Según el informe anual de CC.OO. más del 60% de las empresas analizadas no han implementado ninguna medida específica para empleados mayores, a pesar de reconocer que su plantilla está envejeciendo.
Además, el sindicato plantea un debate más amplio sobre el modelo productivo vigente. Para el grupo, se hace imperativo el poder revisar, por ejemplo, los ritmos y la intensidad del trabajo que realizan este tipo de trabajadores, haciendo énfasis en el aspecto físico y por supuesto, fomentar entornos laborales inclusivos que promuevan una jubilación activa y segura.
Ahora bien, finaliza el informe el CC.OO, el envejecimiento de la población activa no debe considerarse un problema, sino una realidad ineludible que exige políticas laborales más justas y sostenibles y que afecta a todos los países, aunque Europa es una de las regiones más afectadas por este fenómeno. En este contexto, la prevención se presenta como una herramienta clave para garantizar la seguridad, la dignidad y la salud de quienes sostienen el sistema productivo hasta las etapas finales de su vida laboral.