Con la llegada de la Semana Santa, hay productos que no solo anuncian la tradición, sino que despiertan una emoción muy particular entre los consumidores. Uno de ellos son las torrijas, ese postre de origen humilde que, cada año, vuelve a los lineales de Mercadona para recordar a miles de hogares que, a veces, el sabor del pasado también se puede encontrar en un envase actual.
Lo que pocos imaginan es que detrás de cada bandeja de Mercadona hay un proceso artesanal adaptado al ritmo de la gran distribución. Sí, lo industrial puede ser también artesanal, y en este caso, lo es. El secreto de estas torrijas, que están conquistando a miles de españoles, radica en una receta que honra la cocina casera con precisión milimétrica.
5Una receta que triunfa donde hay tradición
Mercadona tiene claro que la tradición también puede ser rentable. Por eso, este producto forma parte de su surtido local, una estrategia que adapta parte de su oferta a las costumbres y preferencias de cada comunidad autónoma.
Las torrijas solo se comercializan en las regiones donde este postre tiene una fuerte presencia cultural: Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía, Extremadura y algunos puntos concretos de Alicante, Murcia y Huelva. Allí, donde la Semana Santa aún se vive en familia y alrededor de la mesa, este dulce no solo es bien recibido: es esperado.
En la campaña de este año, que va del 21 de marzo al 19 de abril, Mercadona prevé elaborar unas 160.000 bandejas, lo que se traduce en nada menos que 640.000 torrijas. Una cifra que da cuenta del éxito de esta propuesta que combina calidad, comodidad y sabor de siempre.
Además, esta receta es el resultado de años de colaboración entre Mercadona y su proveedor Mercapastry, una empresa familiar con sede en la Comunidad de Madrid que lleva desde 2016 perfeccionando el producto. Juntos, han conseguido una torrija que no solo cumple con los estándares de calidad más exigentes, sino que también emociona al primer bocado.