El pintor Francisco Mir Belenguer no dejó de ser nunca un niño de postguerra criado en un barrio humilde dentro de un desván de una sola habitación. El hambre y el frío de su niñez le persiguieron toda su vida y fueron las bases que asentaron su trayectoria como artista que reflejó en toda su obra pictórica. Ahora el museo Municipal de Albacete le rinde homenaje con una exposición retrospectiva de toda su obra, año y medio después de su fallecimiento.
A los 8 años de edad Mir Belenguer se convirtió en pintor sin saberlo y lo hizo por necesidad, ya que tuvo que dejar la escuela para ayudar a su padre, pintor de brocha gorda. Durante esas jornadas interminables le dejaba pintar en las esquinas de las paredes, ramilletes de rosas, claveles y todo tipo de flores. A los nueve años de edad empezó a dibujar a lápiz, un lápiz que se convertirá en pincel y del que no se separará jamás.
Tras su fallecimiento sus hijos han recopilado toda su obra que ahora se expone en Museo Municipal de Albacete homenajea con una exposición retrospectiva al genial pintor valenciano desde el 28 de marzo hasta el 27 de abril, se aprecia la extensa trayectoria de un verdadero artista autodidacta. La vida y las circunstancias no le permitieron estudiar, solo pudo acudir unos años a la Escuela de Artes y Oficios de Burjassot, en Valencia, pero tuvo que abandonarla por las vicisitudes económicas que padecía su familia.
Mir Belenguer: setenta años de creación
A partir de ahí no ceja en su empeño de absorber la cultura y de aprender por su cuenta todos los estilos artísticos impulsado por su curiosidad. En esta muestra se puede apreciar desde su primer dibujo en 1943 “Descenso de la Cruz de Jesús” realizado a los 9 años de edad, hasta sus últimas obras en 2014. Setenta años de creación en el que atraviesa diferentes etapas que van desde el realismo urbano, al impresionismo, el abstracto, el expresionismo, el surrealismo, etc. Ahora son sus hijos los que muestran este legado que son solo una parte de una extensa colección que dejó en su estudio el autor.
Una exposición antológica que es un ejemplo de la búsqueda constante de un artista inconformista e incansable, y que resume muy bien el propio Mir Belenguer con estas palabras: “El embarazo de una mujer dura 9 meses, el del artista, hasta la muerte. Yo respeto al hombre que siempre tiene la mente embarazada, aunque no lo comprendan” Y así gestando durante toda su vida se convirtió en uno de los autores españoles más prolíficos del S.XX.
Fue en 1973 cuando Mir Belenguer comienza un camino por el que será reconocido toda su vida. El realismo urbano. Este es el estilo que le lleva a su madurez creativa. Los grandes críticos de la época alaban y lo encumbran a lo más alto del panorama pictórico nacional. Mir Belenguer se convierte en un artista de denuncia social, un maestro de la gama de grises, color fundamental para retratar el frío y la pobreza de una forma sublime fruto de su propia experiencia vital. Y así lo describe con sus propias palabras: “Si usted al mirar estos cuadros, ha sentido la atmósfera de una mañana lluviosa o se ha preguntado como viven esas familias olvidadas tras las paredes desconchadas, entonces he logrado mi propósito.”
Mir Belenguer se consagra con el realismo, pero como ese “hombre embarazado” continúa explorando nuevos estilos que combina con sus fachadas humildes y con la pintura de denuncia social que ahora puede admirarse en Albacete.
Desde 1975 expone prácticamente en todas las ciudades de España. Tiene obras en el Museo de Villafamés (Castellón), Museo de León, Casa Museo de Pego (Alicante). En las Diputaciones y Ayuntamientos de Barcelona, Castellón, Teruel, Paterna, Játiva así como en las Cajas de Ahorro de Sagunto, Valencia y Alicante. Existen obras de Mir Belenguer en colecciones particulares en Alemania, Inglaterra, América Latina, etc.