Especial 20 Aniversario

Si te llama el SEPE, cuidado: Es una trampa para vaciarte la cuenta

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Cada día, miles de personas en nuestro país atienden llamadas esperando una oferta laboral, una ayuda social o una gestión pendiente con el Estado. Sin embargo, no todo lo que suena al otro lado del teléfono es lo que parece. En las últimas semanas, una nueva modalidad de estafa ha encendido las alarmas: los ciberdelincuentes se hacen pasar por el SEPE para robar datos personales y bancarios.

Esta práctica se enmarca dentro del conocido “vishing”, una peligrosa forma de fraude telefónico que utiliza la ingeniería social para engañar al ciudadano. La víctima, en su buena fe, cree estar hablando con un funcionario del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y, sin saberlo, termina entregando su información más sensible a manos criminales.

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¿Qué es el vishing y cómo opera esta estafa?

¿Qué es el vishing y cómo opera esta estafa?
Fuente: Freepik

La palabra “vishing” nace de la combinación entre “voice” (voz) y “phishing” (una técnica de fraude que utiliza correos electrónicos o mensajes para estafar). En esencia, el vishing es una estafa telefónica que se basa en la suplantación de identidad de instituciones reconocidas. Su propósito es claro: obtener información privada, como datos bancarios o contraseñas personales, que posteriormente pueden ser utilizados para vaciar cuentas o realizar fraudes financieros.

En este nuevo esquema, los estafadores llaman a los ciudadanos desde números con prefijos 800, 807 y similares, líneas que habitualmente tienen tarifas elevadas y que buscan prolongar la conversación para aumentar el coste de la llamada y, al mismo tiempo, obtener toda la información posible. Se presentan como trabajadores del SEPE y aseguran que se necesita actualizar ciertos datos para continuar con trámites relacionados con el desempleo, prestaciones sociales o incluso futuras entrevistas laborales.

El tono es cordial, profesional y persuasivo. En muchos casos, logran ganarse la confianza de la víctima en cuestión de minutos. El miedo a perder un beneficio económico o una oportunidad laboral hace que muchas personas bajen la guardia y cedan información que jamás deberían compartir por teléfono.

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