Ayoze, en el ojo del huracán
El regreso de Ayoze Pérez al Benito Villamarín no será una fecha más en el calendario del Real Betis. El delantero tinerfeño, que cambió el escudo verdiblanco por el amarillo del Villarreal tras el pago de su cláusula de rescisión, volverá a Heliópolis envuelto en una atmósfera cargada de tensión. Desde hace días, en redes sociales circulan campañas que llaman a recibirlo con silbidos e incluso billetes con su rostro, como símbolo del malestar que generó su salida. Para la hinchada, su marcha no fue solo una decisión profesional, fue una herida emocional.
Y no es para menos. Ayoze rechazó la propuesta de renovación que le planteó el Betis, club que lo había recuperado del fútbol inglés y que había apostado fuerte por él. Su elección por el proyecto del Villarreal fue vista como una traición por parte de muchos aficionados y dirigentes. «Le ofrecimos lo máximo que podíamos ofrecerle«, explicó el vicepresidente López Catalán, dejando claro que el club había estirado su presupuesto hasta el límite. La sensación en el seno del Betis es que hicieron todo lo posible para retenerlo, pero la decisión del delantero ya estaba tomada.
Guerra abierta en el mercado por Ayoze
La tensión entre el Betis y el Villarreal va mucho más allá del césped. Ambos equipos, que comparten aspiraciones tanto en LaLiga como en competiciones europeas, han convertido el mercado de fichajes en un campo de batalla constante. El caso de Ayoze no es un hecho aislado. En los últimos tiempos, otros jugadores —como Sergi Cardona— también eligieron vestir de amarillo cuando estaban en la órbita del club sevillano, lo que no ha hecho más que aumentar las fricciones entre ambas directivas. En el Betis, estas maniobras no se olvidan fácilmente. Algunas decisiones, incluso, se consideran promesas incumplidas o jugadas de mala fe. Pero también hay victorias en este pulso silencioso.
La operación por Antony, por ejemplo, dejó un sabor dulce en Heliópolis. Cuando todo estaba acordado con el Manchester United, el Villarreal intentó subir la oferta. Sin embargo, el extremo brasileño se mantuvo firme en su compromiso con los verdiblancos, lo que fue interpretado como un pequeño triunfo en una guerra sin tregua. Por eso, en el entorno bético se percibe una estrategia clara desde La Cerámica para entorpecer los planes deportivos del equipo. La rivalidad, hoy más viva que nunca, ya no necesita palabras: se juega en los despachos y se siente en la grada.
Europa, ambición compartida por Ayoze
Más allá de los sentimientos, lo que se juega este fin de semana es muchísimo. Betis y Villarreal están empatados en puntos y el enfrentamiento directo puede marcar el destino europeo de ambos. La quinta plaza está en juego, y con ella, la posibilidad de pelear por un lugar en la próxima edición de la Champions League. En Heliópolis, la ilusión se respira en el ambiente. El equipo suma seis jornadas sin conocer la derrota y ha recuperado la confianza en su juego. El vestuario está comprometido y la afición, encendida.
Del otro lado, Ayoze llega en uno de sus mejores momentos de la temporada. Acumula 15 goles y se ha convertido en una pieza clave para Marcelino, que lo ha sabido utilizar como delantero o como segundo punta. Su rendimiento es indiscutible, pero eso no cambiará el juicio que le espera en el Villamarín. La grada no olvida. En un estadio que promete estar lleno y vibrante, la batalla será doble: en lo deportivo y en lo emocional. El telón está por levantarse y todo apunta a que el reencuentro será tan intenso como esperado.