La administración Trump ha dado un giro significativo a su política comercial internacional al anunciar una pausa de 90 días en la aplicación de los aranceles para la mayoría de países, reduciéndolos al 10% para aquellos que han mostrado disposición a negociar. Esta medida afecta a más de 75 naciones que han contactado con representantes estadounidenses para buscar soluciones a las disputas comerciales existentes.
La decisión supone un cambio estratégico importante en la política comercial estadounidense, buscando favorecer el diálogo y la negociación bilateral. Entre los países beneficiados se encuentran importantes socios comerciales como México y Canadá, que verán reducidas sus tasas arancelarias durante este período de negociación.
«Más de 75 países han llamado a representantes de los Estados Unidos […] para negociar una solución a los temas que se están debatiendo en relación con el comercio […]. Para las naciones que por sugerencia mía no han tomado represalias de ningún tipo contra los Estados Unidos he autorizado una pausa de 90 días y un arancel recíproco notablemente reducido durante dicho periodo del 10%», ha informado Trump mediante un post en la red social ‘Truth Social’.
El conflicto específico de Trump con China
La situación con China toma un rumbo diferente, con un incremento drástico de los aranceles al 125%. Esta decisión viene motivada por lo que Trump considera una «falta de respeto a los mercados mundiales» por parte del gigante asiático, especialmente tras la decisión de Pekín de elevar al 84% las tarifas sobre productos estadounidenses.
El conflicto comercial entre Estados Unidos y China se intensifica con estas medidas, añadiendo un nuevo capítulo a la ya tensa relación económica entre ambas potencias.
«Basándome en la falta de respeto que China ha mostrado a los mercados mundiales, por la presente elevo el arancel cobrado a China por los Estados Unidos de América al 125% con efecto inmediato. En algún momento, esperemos que en un futuro próximo, China se dará cuenta de que los días para estafar a los EE.UU. y otros países ya no son sostenibles o aceptables», ha asegurado Trump.
Según el secretario del Tesoro Scott Bessent, estas medidas buscan aportar «certidumbre en un momento inestable». La administración estadounidense se muestra «absolutamente dispuesta» a negociar con los países que han mostrado interés en el diálogo, estableciendo un sistema de incentivos para aquellas naciones que eviten tomar represalias contra Estados Unidos.
La estrategia diferenciada entre China y el resto de socios comerciales marca un nuevo rumbo en la política comercial estadounidense, buscando aislar al gigante asiático mientras se promueven negociaciones más favorables con otros países. Lo cierto es que la situación podría llevar a una reconfiguración significativa del comercio internacional en los próximos meses.