La vida de los royals siempre genera curiosidad, rumores y especulaciones, pero cuando de Felipe VI se trata, cada acción parece estar cargada de simbolismo. Esta vez, el monarca protagonizó una escapada privada que acaparó las miradas: un viaje solo a Gran Canaria, lejos de la Casa Real, de Letizia, y de los protocolos para celebrar el amor de uno de sus amigos cercanos.
¿Por qué esta visita ha sido discreta y ha generado tanto interés? La ida de Felipe VI a Gran Canaria no es una huida temporal de la rutina real. Más allá de la corona, hay un hombre que valora la lealtad, disfruta del deporte y mantiene vínculos auténticos con amigos cercanos.
1La discreta presencia de Felipe VI en Gran Canaria

Felipe VI se ha quedado en el Hotel Santa Catalina, un lugar paradisíaco en Las Palmas, para acudir a un evento íntimo alejado del protocolo de la monarquía. Con jardines profusos, tres restaurantes de alta cocina y suites que superan los 260 euros por noche.
El lugar combina lujo, exclusividad y privacidad, y es el elegido por figuras reconocidas que buscan pasar desapercibida. Sin embargo, más allá del confort, el monarca tenía un motivo especial y no tiene que ver con citas amorosas privadas: la boda de su amigo Fernando León Boissier, regatista olímpico y compañero de intereses náuticos.
Felipe VI viajó «con el mayor sigilo», según ha indicado el diario Canarias7, para evitar especulaciones mediáticas. La ceremonia de su amigo se celebró en la finca Casa Quintanilla (Arucas), y no fue solo un acto protocolario.
León Boissier, cuatro veces olímpico, tiene años de amistad con Felipe VI y comparten una devoción por la vela, el deporte que ambos han practicado de forma competitiva. ¿Por qué asistir sin Letizia? La decisión subraya el nivel personal e íntimo del evento.
Te contamos todo lo que ha ocurrido a continuación.