¿Notas un aumento de volumen en piernas que no mejora con dieta ni ejercicio? Podrías estar ante uno de los síntomas más comunes del lipedema, una enfermedad aún poco reconocida, pero que afecta a millones de personas, especialmente mujeres. A menudo confundido con la obesidad o la celulitis, el lipedema tiene particularidades clínicas que lo hacen único. Conocer sus características es clave para llegar a un diagnóstico certero.
¿Cómo se manifiestan los síntomas del lipedema?
Los síntomas más frecuentes del lipedema incluyen dolor persistente, sensación de pesadez, aparición de hematomas espontáneos y un aumento de volumen en las piernas que no responde a dieta ni actividad física. Esta acumulación de grasa se distribuye de forma simétrica, respetando habitualmente los pies y las manos, y puede agravarse durante la menstruación o con el calor.
También son comunes otros síntomas como fatiga crónica, problemas digestivos, alteraciones hormonales o molestias articulares. Muchas personas con lipedema escuchan diagnósticos erróneos como «retención de líquidos» o «sobrepeso», lo que retrasa el inicio de un tratamiento adecuado.
Tipos de lipedema: cómo se clasifica según su localización
Uno de los enfoques más útiles para clasificar el lipedema es el que define sus tipos en función de la distribución del tejido adiposo. Según esta clasificación, encontramos:
- Tipo I: Afectación en glúteos y muslos.
- Tipo II: Se extiende a las rodillas.
- Tipo III: Desde caderas hasta tobillos.
- Tipo IV: Afectación también en brazos.
- Tipo V o lipolinfedema: Afecta a todo el cuerpo, incluyendo pies y tobillos.
Algunas variantes, como el tipo IV-B, afectan solo la mitad inferior de la pierna y suelen debutar incluso antes de la pubertad. Estas formas son difíciles de identificar si no se cuenta con un equipo médico especializado.
Grados del lipedema: evolución y severidad
Otra forma de clasificación es según la evolución del tejido afectado. Los grados de lipedema más aceptados son:
- Grado I: La piel aún es lisa, pero hay nódulos pequeños bajo la superficie.
- Grado II: Nódulos más grandes e irregulares, que ya protruyen en la piel.
- Grado III: Deformaciones visibles por grandes acúmulos de grasa, a menudo con linfedema asociado.
Estos grados permiten valorar la evolución de la enfermedad y definir el abordaje más adecuado.
Importancia de un diagnóstico temprano
El lipedema no siempre progresa, pero cuando lo hace puede generar un impacto significativo en la calidad de vida. Un diagnóstico precoz permite frenar esta evolución y evitar complicaciones como el dolor crónico o el deterioro funcional. Es fundamental acudir a centros especializados con experiencia en esta enfermedad para obtener una evaluación precisa.
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