Especial 20 Aniversario

Las asesorías, en el punto de mira

El sector de las asesorías fiscales y contables vive uno de los momentos más críticos de su historia reciente. A las puertas de una transformación normativa sin precedentes, los despachos pequeños —que representan más del 80% total, según el Directorio Central de Empresas (DIRCE)— se enfrentan a una tormenta perfecta de exigencias legales, sobrecarga operativa y márgenes cada vez más reducidos.

La realidad es dura: acumulación de tareas, canales de comunicación desorganizados —con WhatsApp como repositorio improvisado de facturas— y herramientas que no están adaptadas al perfil ni al nivel tecnológico de sus clientes. «Estoy solo en el despacho. Tengo 29 clientes que apenas me dejan margen y no puedo asumir ni uno más», confiesa un asesor autónomo en Valencia. No es un caso aislado. En cientos de despachos, se repite el mismo patrón: profesionales desbordados y sin capacidad real de crecimiento.

Un modelo obsoleto que entra en cuenta regresiva

El modelo tradicional de asesoría, basado en el papel, la presencialidad y picos de trabajo concentrados en los trimestres, ya no se sostiene. Y el calendario normativo no da tregua:

Desde 2025, entra en vigor la obligación de emitir facturas electrónicas, tal como establece la Ley 18/2022, de 28 de septiembre (Ley Crea y Crece). El reglamento, aprobado en diciembre de 2023, fija que las empresas con una facturación anual superior a 8 millones de euros deben adaptarse en el plazo de un año; el resto, incluidos autónomos, deberán cumplir con esta obligación antes de que finalice 2025【Fuente: BOE – Ley 18/2022 y su Reglamento】.

A ello se suma el registro obligatorio de la jornada laboral para todos los trabajadores, impuesto por el Real Decreto-ley 8/2019. La norma exige que las empresas registren diariamente las horas de entrada y salida de cada empleado y conserven esa información durante cuatro años. Desde enero de 2025, se intensificará la vigilancia y se prevé un aumento de las inspecciones con sanciones【Fuente: Ministerio de Trabajo y Economía Social】.

Estas medidas no solo afectan a las empresas, sino que implican una enorme carga de trabajo adicional para las asesorías, que deben implementar, supervisar y justificar el cumplimiento normativo de cada uno de sus clientes.

Margen en retroceso y competencia asimétrica

A este escenario se suma una competencia creciente por parte de asesorías online de bajo coste, que ofrecen servicios estandarizados con precios que resultan imposibles de igualar para un despacho tradicional. Todo ello en un contexto económico donde los costes operativos van en aumento.

El resultado: los asesores no pueden cobrar lo que realmente vale su trabajo. «El cliente final no percibe el cambio legal como una urgencia, pero para nosotros cada obligación normativa implica horas extra, más riesgo y más responsabilidad… sin una retribución proporcional», resume un profesional de la provincia de Sevilla.

El futuro inmediato: transformación o desaparición

El sector se enfrenta a una disyuntiva clara: renovarse o desaparecer. La digitalización ya no es una opción; es la única vía para mantener la actividad y mejorar la rentabilidad.

Ante el agotamiento de los modelos clásicos —como A3 o SAP, potentes, pero costosos y complejos— comienzan a consolidarse alternativas mucho más accesibles y centradas en la realidad operativa actual real de los despachos.

Este tipo de software parte de una mensualidad muy reducida, lo que permite que todos los clientes del asesor, incluso autónomos, puedan utilizarlo sin barreras de entrada. Eso genera un efecto en cadena: todos los clientes operan dentro del mismo sistema, lo que convierte el software en un verdadero punto de encuentro entre asesor y cliente, donde la información fluye de forma ordenada y sin duplicidades, y donde se centralizan todas las funciones críticas en un único entorno.

Un ejemplo de este tipo de Softwares es Akua.cloud Consulting. Incluye desde el CRM hasta la web corporativa, pasando por la factura electrónica y el fichador de presencia, las notificaciones oficiales a través de DEHÚ o incluso la presentación de impuestos, todo sin necesidad de salir del programa.

Además, esta herramienta en concreto está pensada para todos los perfiles, también para aquellos clientes que apenas se manejan con la tecnología. A través de un portal simplificado, el cliente solo tiene que hacer una foto con su móvil a sus facturas o tickets de gasto. El sistema, mediante inteligencia artificial contable, interpreta automáticamente el contenido y lo contabiliza de forma preliminar para que el asesor solo tenga que revisarlo y validarlo para que pueda subirse a la nube de hacienda de forma automática.

Con estas herramientas, algunos despachos ya reportan incrementos de productividad de más del 75%, según informes de implantación interna y comparativas de carga de trabajo antes y después de su uso.

Cuenta atrás

Si no se produce una transformación masiva en los próximos 12 meses, el cierre de pequeños despachos podría acelerarse drásticamente, dejando a miles de profesionales fuera del sistema y a decenas de miles de pequeñas empresas sin asesoramiento cualificado.

El tiempo se agota. La digitalización ya no es una tendencia: es la única salida.

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