Especial 20 Aniversario

Esa bebida de cada día podría ser la culpable de que acabes con diabetes este verano

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El calor aprieta y con él aumenta exponencialmente el consumo de líquidos refrescantes que, sin darnos cuenta, pueden estar poniendo en grave riesgo nuestra salud a medio y largo plazo. Esa inocente bebida que acompaña a diario nuestras comidas, meriendas o momentos de ocio podría estar acelerando silenciosamente el desarrollo de enfermedades metabólicas como la diabetes, especialmente durante los meses estivales cuando su consumo se dispara hasta un 40% según los últimos datos de la Asociación de Fabricantes de Bebidas Refrescantes.

El verano español se convierte en el escenario perfecto para la ingesta masiva de refrescos azucarados, con temperaturas que invitan constantemente a buscar esa falsa hidratación. Sin embargo, lo que muchos consumidores desconocen es que detrás de ese momentáneo placer refrescante se esconde una bomba de relojería para el páncreas. Los estudios científicos más recientes demuestran que el consumo habitual de bebidas azucaradas está directamente relacionado con un incremento del 26% en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, un dato alarmante que debería hacernos replantear nuestros hábitos de hidratación especialmente en temporadas de calor extremo cuando tendemos a multiplicar su ingesta sin ser conscientes de las consecuencias.

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EL TRAGO AMARGO: CÓMO UN SIMPLE REFRESCO ALTERA TU METABOLISMO

Fuente: Freepik

El mecanismo por el cual una bebida aparentemente inofensiva puede desencadenar una enfermedad crónica como la diabetes es más directo de lo que imaginamos. Al ingerir un refresco azucarado, nuestro organismo recibe de golpe una cantidad de azúcar para la que evolutivamente no está preparado, provocando picos de glucosa en sangre que obligan al páncreas a liberar insulina de forma masiva. Con el tiempo, esta sobrecarga constante termina agotando las células pancreáticas encargadas de producir insulina y generando resistencia a esta hormona en los tejidos, los dos factores principales que desencadenan la diabetes tipo 2.

Un único vaso de refresco convencional puede contener hasta 40 gramos de azúcar, lo que equivale a diez terrones aproximadamente, superando con creces la recomendación diaria total de la Organización Mundial de la Salud. El problema se magnifica en verano porque tendemos a consumir no una, sino varias bebidas azucaradas a lo largo del día buscando combatir el calor. Estudios experimentales demuestran que cuando este consumo se mantiene durante periodos prolongados, el páncreas sufre cambios estructurales y funcionales irreversibles que pueden manifestarse clínicamente como diabetes incluso en personas sin predisposición genética a esta enfermedad. La facilidad de acceso, el marketing agresivo y los precios cada vez más competitivos de estas bebidas contribuyen a crear el cóctel perfecto para la epidemia de diabetes que ya afecta a más de seis millones de españoles.

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