La costumbre de encender velas para crear ambientes acogedores en el hogar se ha convertido en un hábito cada vez más extendido en los hogares españoles. Las velas aromáticas representan actualmente uno de los productos más vendidos en el sector de la decoración y el bienestar, con millones de unidades comercializadas anualmente en nuestro país. Sin embargo, tras esta aparente inocuidad se esconde un peligro potencial que muchos consumidores desconocen por completo.
El mercado de las velas aromáticas ha experimentado un crecimiento exponencial durante la última década, especialmente tras la pandemia, cuando muchas personas redescubrieron el placer de cuidar su entorno doméstico. Este auge ha provocado la proliferación de productos de dudosa calidad que, lejos de aportar bienestar como prometen sus fabricantes, pueden convertirse en verdaderos focos de contaminación dentro de nuestras casas. El problema principal reside en un componente que pasa desapercibido para la mayoría: las mechas metálicas que contienen plomo.
2CÓMO EL PLOMO AFECTA A NUESTRA SALUD SIN QUE NOS DEMOS CUENTA
La exposición continuada al plomo, incluso en pequeñas cantidades, puede provocar graves problemas de salud a medio y largo plazo. Los síntomas iniciales suelen ser sutiles y fácilmente confundibles con otras dolencias: fatiga persistente, irritabilidad, dolores de cabeza y dificultades de concentración, manifestaciones que habitualmente atribuimos al estrés o al cansancio acumulado, sin sospechar que podrían estar relacionadas con la calidad del aire que respiramos en casa.
Los efectos más preocupantes se producen con la exposición prolongada, ya que el plomo tiene la capacidad de acumularse en el organismo. Los especialistas en toxicología ambiental advierten que este metal puede afectar al sistema nervioso, provocar hipertensión y dañar órganos como los riñones. En el caso de los niños, cuyos organismos son particularmente sensibles a los contaminantes ambientales, la exposición al plomo puede interferir en su desarrollo cognitivo y causar problemas de aprendizaje. Los estudios más recientes indican que no existe un nivel de exposición al plomo que pueda considerarse completamente seguro, especialmente para los más pequeños.