Especial 20 Aniversario

El secreto líquido de los expertos para estar más activos e hidratados

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La medicina asegura que uno de los pilares fundamentales para mantener nuestro organismo funcionando de manera óptima, es mantenernos hidratados. El agua con gas, ese burbujante tesoro que muchos consideran simplemente una alternativa refrescante, se ha convertido en el aliado perfecto para quienes buscan mantenerse hidratados sin caer en la monotonía de la versión plana. Diversos estudios avalan sus beneficios, no solo como sustituto del agua convencional sino como complemento con características propias que pueden ayudar a mejorar aspectos concretos de nuestra salud cotidiana.

En tiempos donde la productividad y el bienestar se han convertido en obsesiones contemporáneas, encontrar métodos efectivos para aumentar nuestros niveles de energía resulta casi una necesidad. Los expertos en nutrición e hidratación han comenzado a recomendar con mayor frecuencia la incorporación del agua carbonatada en nuestras rutinas diarias, señalando que sus particulares características pueden representar ventajas significativas frente al agua corriente. Las pequeñas burbujas que tanto caracterizan a esta variante podrían ser las responsables de efectos que van desde una mejor digestión hasta una sensación de saciedad más prolongada.

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DESTERRANDO MITOS: ¿QUÉ DICE LA CIENCIA SOBRE EL AGUA CARBONATADA?

Fuente:freepik

Durante años han circulado diversos mitos alrededor del agua con gas, desde su supuesto efecto negativo sobre la densidad ósea hasta posibles daños al esmalte dental. La realidad científica, sin embargo, ha desmontado muchas de estas creencias. Las investigaciones más recientes indican que el consumo moderado no tiene impacto significativo en la salud ósea ni provoca descalcificación, contradiciendo uno de los mitos más extendidos sobre esta bebida.

En cuanto a la salud dental, los estudios señalan que el agua carbonatada es significativamente menos erosiva que las bebidas azucaradas o los zumos cítricos. El nivel de acidez, aunque ligeramente superior al del agua natural debido al ácido carbónico formado por la disolución del dióxido de carbono, no representa un riesgo significativo cuando se consume con moderación. No obstante, los expertos recomiendan no mantenerla en la boca durante periodos prolongados y, preferentemente, consumirla durante las comidas para minimizar cualquier efecto potencial sobre el esmalte.