A orillas del río Ucero, en la provincia de Soria, se esconde uno de los pueblos más bellos de España: El Burgo de Osma. Este enclave medieval, declarado Conjunto Histórico-Artístico, combina como pocos patrimonio, naturaleza y gastronomía. Con la llegada de la primavera, sus calles empedradas, su imponente catedral y su entorno natural se convierten en el escenario perfecto para una escapada inolvidable.
Más allá de su famosa matanza y sus embutidos, este pueblo soriano de apenas 5.000 habitantes guarda secretos que sorprenden al viajero. Desde su origen como sede episcopal en el siglo XII hasta su actual fama como destino turístico, El Burgo de Osma ofrece una experiencia que trasciende lo típico, invitando a descubrir la esencia más auténtica de Castilla y León. En este artículo te contaremos por qué este rincón de nuestro país es el mejor destino de viaje.
3Sabores que hablan de tradición: la gastronomía del Burgo
El Burgo de Osma es mucho más que un pueblo bonito; es un destino para paladares exigentes. Sus torreznos, considerados los mejores de Soria, son solo el principio de una experiencia culinaria que incluye cordero asado, cardos con almendras y alubias de la huerta del Ucero.
En primavera, los restaurantes locales incorporan a sus menús productos de temporada como espárragos trigueros y setas. El cocido castellano adquiere aquí matices únicos, mientras que los vinos de la Ribera del Duero acompañan cada bocado. Tapear en El Burgo es un ritual que combina tradición y creatividad, siempre con los embutidos locales como protagonistas.