Las redes sociales se han llenado de imágenes al estilo Ghibli. Todo el mundo quiere verse como si fuera parte de El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro, con colores suaves y atmosferas fantasiosas creadas por el estudio de Hayao Miyazaki. La inteligencia artificial ha hecho posible esta transformación. Con solo subir una foto, cualquier persona puede convertirse en protagonista de una historia que parece sacada del anime japonés. ¿!– /wp:paragraph –>
Cómo funciona la conversión de imágenes a estilo Ghibli
La conversión de imágenes en ilustraciones al estilo Ghibli se ha vuelto cada vez más popular gracias a herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT y Grok. Estas plataformas emplean modelos avanzados de generación de imágenes que analizan fotografías y las reinterpretan utilizando los colores, líneas y detalles característicos del famoso estudio japonés.
El proceso es bastante sencillo: el usuario simplemente carga una imagen y solicita que se ajuste al estilo de la animación japonesa tradicional, similar al utilizado en las películas de Studio Ghibli. A partir de ahí, la IA transforma la imagen en la apariencia de una ilustración animada. A diferencia de los filtros convencionales, que solo superponen efectos sobre la foto original, estas herramientas utilizan modelos generativos para reconstruir la imagen desde cero, imitando con gran precisión la estética de Ghibli.
La facilidad de uso y la rapidez en la obtención de estas imágenes han llevado a la viralización de esta tendencia en las redes sociales. Sin embargo, la capacidad de la inteligencia artificial para replicar estilos artísticos tan icónicos sin la intervención de un ilustrador ha generado un intenso debate sobre los derechos de los artistas y el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del arte. Hayao Miyazaki ha llegado a calificar esta función como un «insulto a la vida misma».
La estética Ghibli convertida en filtro
Una de las características distintivas del Studio Ghibli es la meticulosa dedicación que se manifiesta en cada una de sus películas. Desde los fondos pintados a mano hasta la forma en que los personajes interactúan con su entorno, cada detalle está cuidadosamente diseñado para evocar emociones. No se trata únicamente de un estilo visual atractivo, sino de una manera de contar historias con profundidad y sensibilidad. Sin embargo, esta rica experiencia se ha reducido a simplemente un filtro de inteligencia artificial. La IA carece de capacidad para entender emociones o el esfuerzo artístico, limitándose a imitar patrones y aplicarlos a cualquier imagen que se le presente.
El propio Hayao Miyazaki ha sido muy crítico con el arte generado por inteligencia artificial. El director de anime japonés siempre ha sido defensor del arte hecho a mano y de la sensibilidad humana que se valora en la creación artística. «No puedo ver estas cosas y encontrarlas interesantes. Quienquiera que las haya creado no tiene ni idea de lo que es el dolor. Me repugna profundamente. Si de verdad quieres crear cosas espeluznantes, puedes hacerlo. Jamás querría incorporar esta tecnología a mi trabajo«, expresa el director a en la revista FarOut.
¿Creatividad o copia?
Aquí radica el gran dilema: ¿podemos considerar arte algo que ha sido producido por un algoritmo? La creatividad humana surge de las experiencias, las emociones y la percepción única que cada persona tiene del mundo. En cambio, la inteligencia artificial se limita a reproducir lo que ya existe.
Desde esta perspectiva, las imágenes de estilo Ghibli generadas por IA no aportan nada innovador. Carecen de reinterpretación y no reflejan una visión personal. Lo que se presenta es simplemente un sistema que ha sido entrenado para crear resultados visualmente atractivos. Aunque estos resultados puedan parecer similares a obras de arte, ¿realmente podemos llamarlo arte si no hay una historia o intención detrás de ellos?
El lado oscuro de las tendencias virales
Aparte de las implicaciones artísticas, hay un tema mucho más urgente que muchos usuarios pasan por alto: la protección de su privacidad. Para que estas aplicaciones funcionen correctamente, es necesario adjuntar una fotografía personal en un servidor desconocido. A pesar de que muchas plataformas aseguran no guardar ni utilizar las imágenes para otros fines, la realidad es que a menudo falta transparencia en cuanto a cómo se gestionan esos datos.
Empresas de inteligencia artificial han usado imágenes de usuarios para entrenar sus modelos sin permiso. Esto significa que una simple foto subida por diversión podría terminar siendo utilizada para otros propósitos sin que nos demos cuenta. Ahora WhatsApp también es partícipe de esta tendencia. Cada vez hay más personas que están usando los retratos con estilo japonés como imagen de perfil de WhatsApp.
De la discriminación del anime a la moda
Durante muchos años, el anime fue considerado un entretenimiento destinado a un público reducido y, en ocasiones, menospreciado. Sin embargo, en la actualidad, ha alcanzado un estatus de moda global. En diversas culturas, los amantes del anime han sido objeto de estereotipos y discriminación, con la percepción de que esta forma de animación es solo para niños o que carece del mismo valor artístico que la animación occidental.
Sin embargo, la creciente popularidad de la estética de Ghibli a través de la inteligencia artificial ha cambiado radicalmente la percepción del público. Hoy en día, incluso aquellos que no han visto una película de Ghibli se sienten atraídos por su estilo, impulsados por la rápida difusión de esta tendencia en las redes sociales.
Este fenómeno también se ha extendido a otros elementos de la cultura japonesa, como el manga y la moda influenciada por el anime, que han sido asimilados por el mercado global tras alcanzar una notable notoriedad. No obstante, este caso ilustra cómo las redes sociales tienen el poder de transformar algo que anteriormente se consideraba alternativo en una tendencia dominante, muchas veces sin un verdadero entendimiento de su origen o significado.