Conducir con las ventanillas bajadas en primavera puede parecer inofensivo, pero un gesto tan común como tirar una colilla por la ventana puede tener consecuencias devastadoras para los conductores. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha endurecido las sanciones: esta imprudencia ahora acarrea multas de 500 euros, la pérdida de 6 puntos del carnet y, en casos extremos, hasta 6 años de prisión si provoca un incendio. Lo que antes era una infracción menor, hoy es un delito con graves repercusiones legales y ambientales.
Las estadísticas son alarmantes: el 60% de los accidentes están relacionados con distracciones al volante por parte de los conductores, y fumar mientras se conduce es una de las principales causas. A 100 km/h, encender un cigarrillo implica recorrer 113 metros sin control total del vehículo, un riesgo innecesario que pone en peligro vidas. La DGT no solo busca sancionar, sino concienciar: un pequeño descuido puede desencadenar tragedias evitables.
5Concienciación más allá de las multas
El mensaje de la DGT va más allá del aspecto punitivo. Se trata de crear una cultura de responsabilidad vial donde cada conductor entienda el impacto de sus acciones. Arrojar una colilla no es solo un acto incívico; puede ser el detonante de una tragedia ambiental o de un accidente con víctimas.
Los expertos en seguridad vial coinciden: la educación es clave. Enseñar a los más jóvenes, dar ejemplo con nuestro comportamiento y recordar las consecuencias de actos aparentemente pequeños pueden marcar la diferencia entre un verano seguro y una estadística trágica.