La leche es uno de los alimentos más consumidos en los hogares españoles. Su valor nutricional, especialmente su aporte de calcio, proteínas y vitaminas, la convierte en un elemento esencial para muchas familias. Sin embargo, no todas las marcas que encontramos en los supermercados ofrecen la misma calidad. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llevado a cabo un estudio exhaustivo analizando 37 marcas de leche entera, y los resultados han dejado en evidencia a tres productos que no cumplen con los estándares esperados.
Este informe no solo revela cuáles son las peores opciones disponibles, sino que también ofrece herramientas para que los consumidores puedan tomar decisiones más informadas. A continuación te contaremos cuáles son las peores leches de supermercado, según el análisis de la OCU.
1El riguroso análisis de la OCU: metodología y criterios

Para determinar qué marcas de leche merecen la confianza de los consumidores y cuáles no, la OCU ha evaluado múltiples factores. No se trata simplemente de un test de sabor, sino de un examen integral que incluye aspectos como el etiquetado, la calidad del procesado y las características organolépticas. Cada uno de estos elementos aporta información valiosa sobre el producto final que llega a nuestras mesas.
El etiquetado es el primer punto de contacto entre la marca y el consumidor. Una información clara, completa y veraz es fundamental para que podamos saber exactamente qué estamos comprando. La OCU ha verificado si las etiquetas incluyen datos esenciales como el origen de la leche, su composición nutricional y posibles alérgenos. Las marcas que omiten información relevante o presentan datos confusos han sido penalizadas en este apartado.
En cuanto a la calidad del procesado, el estudio ha analizado cómo se ha tratado la leche desde su origen hasta su envasado. Factores como la pasteurización, la homogeneización y las condiciones de almacenamiento influyen directamente en la conservación de sus propiedades nutricionales. La OCU ha detectado que algunas empresas priorizan la producción masiva sobre la excelencia, lo que se traduce en un producto final menos nutritivo y sabroso.
Por último, la degustación ha sido clave para evaluar el sabor, la textura y el aroma. Una leche de buena calidad debe ser equilibrada, con un gusto fresco y una consistencia homogénea. Las que presentan sabores extraños, exceso de grasa o una textura poco agradable han recibido puntuaciones bajas.