En España, el cobro por enseñar un piso en alquiler por parte de las inmobiliarias es un tema que navega en aguas turbias: no hay una ley que lo regule de forma específica, y eso ha abierto un debate sobre si es legal o, al menos, ético. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) pone negro sobre blanco que los gastos de gestión y formalización del contrato son cosa del propietario, no del inquilino. Pero cuando se trata de pagar por echar un vistazo a una vivienda, antes siquiera de firmar nada, la normativa no dice ni sí ni no, dejando un vacío que genera más preguntas que respuestas.
En la calle, algunas inmobiliarias han decidido sacar tajada de esta zona gris. Argumentan que cobrar por las visitas cubre los costos de mover a sus agentes, el tiempo que dedican o incluso el combustible que gastan yendo de un lado a otro. “Es una forma de compensar el esfuerzo”, defienden los empleados de las inmobiliarias. Sin embargo, no todos lo ven tan claro. Sin embargo, para muchos, esto suena a excusa, y la responsabilidad de gestionar el alquiler debería recaer exclusivamente en el dueño del piso, no en quien busca un lugar donde vivir.
Desde mayo de 2023, la cosa se ha puesto más estricta: las inmobiliarias ya no pueden cargar al inquilino los honorarios por gestionar contratos de viviendas habituales. Este cambio ha hecho que algunos levanten la ceja ante los cobros por enseñar pisos, preguntándose si no será una forma de esquivar las nuevas reglas. Eso sí, en los alquileres vacacionales o de temporada la historia es diferente: ahí manda la libertad de pacto entre las partes, y lo que se acuerde va a misa.
Al final, aunque no haya una ley que lo prohíba con todas las letras, el panorama legal deja entrever que cobrar por una visita podría estar pisando terreno resbaladizo, sobre todo si no hay una justificación sólida o si el precio es exagerado. Si te topas con una inmobiliaria que te pide dinero solo para abrirte la puerta de un piso, los expertos tienen un consejo claro: “Habla con un abogado o acude a una asociación de consumidores para que te orienten”, sugieren los expertos. Porque, en un mercado tan apretado como el del alquiler, lo último que hace falta es que mirar una casa se convertirá en un lujo.
El marco legal: ¿Qué dicen las leyes sobre las comisiones por enseñar pisos en alquiler?
En España, la ley pone ciertos límites a las inmobiliarias: no pueden pasar la factura al inquilino por el simple hecho de enseñar un piso en alquiler, a menos que se haya acordado antes de que esa visita incluya algo más que abrir la puerta y dar un paseo por la casa.
La normativa, con la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) a la cabeza, tiene claro que los cobros solo están justificados cuando se trata de gestiones concretas, como redactar el contrato o mediar entre las partes. Por eso, tanto los que buscan piso como los que lo ofrecen deben tener los ojos bien abiertos para no caer en trampas o pagos que no tocan.
Sin embargo, la realidad a veces se tuerce. Aunque la ley parece dejar poco margen a la duda, la falta de reglas específicas sobre lo que pasa en esa primera visita ha dado alas a algunas inmobiliarias para probar suerte y cobrar por enseñar el inmueble. “No hay un respaldo legal sólido para eso en la mayoría de los casos”, asegura los expertos en temas de vivienda.
Si no hay un acuerdo previo con el inquilino, este tipo de prácticas podrían cruzar la línea y convertirse en abuso. El lío a menudo viene porque en el sector es habitual cobrar por extras como preparar papeles o tramitar solicitudes, pero eso no significa que poner un pie en el piso sea algo que se pueda facturar sin más.
Prácticas comunes en el sector inmobiliario: ¿Es habitual que cobren por la gestión de visitas?
En el día a día, algunas agencias inmobiliarias han encontrado un filón y han comenzado a pedir dinero a quienes buscan piso solo para enseñarles las viviendas en alquiler. Esto, que ya se está volviendo costumbre en ciertos rincones del mercado, no siempre viene con una explicación clara de por qué o para qué, dejando a los interesados con la cabeza llena de dudas.
No es algo que pase en todas partes, pero en zonas donde la demanda aprieta, como las grandes ciudades, cada vez más agentes se animan a sacar la cartera antes de tiempo, aprovechando que los propietarios quieren rascar hasta el último euro.
Sin embargo, no todos en el sector están de acuerdo con este juego. Hay inmobiliarias con más recorrido y apego a las reglas que dicen “no” rotundo a cobrar por algo tan básico como abrir la puerta de un piso. “Eso va contra lo que somos como profesionales”, aseguran algunos dueños de inmobiliarias.
El problema está en que, sin normas estrictas ni claridad en las reglas del juego, el sector se convierte en un campo abierto para este tipo de maniobras. Por eso, tanto los que alquilan como los que buscan tienen que estar con las antenas puestas y saber cómo plantarse si les piden pagar por una visita sin haber firmado nada antes.
Derechos de los inquilinos y propietarios: ¿Qué medidas existen para evitar abusos en este tipo de cobros?
En España, las leyes del alquiler buscan poner orden y proteger tanto a inquilinos como a propietarios, aunque no siempre lo consiguen del todo. Los primeros tienen derecho a que les cuenten las cosas claras: cómo funciona el alquiler, qué pagamos y por qué, y eso incluye que no les cuelen un cobro por ver un piso si no han dicho “sí” antes a ese gasto.
“Si una inmobiliaria te pide dinero por la visita sin avisar, puedes decir que no, porque la ley no lo ampara”, explica expertos en temas legales de vivienda. Los dueños, por su parte, también tienen que estar atentos: si las agencias se pasan de la raya con tarifas disparatadas, podrían meterse en un lío judicial o ganarse una mala fama que no les conviene.
Para no caer en estas trampas, los inquilinos tienen herramientas a mano. Una buena idea es pedirle a la inmobiliaria un papel donde ponga qué servicios están cobrando y comprobar que todo está en regla y pactado de antemano. Mientras, las asociaciones de consumidores están dando guerra, pidiéndole al Gobierno que apriete las tuercas con normas más duras.
Los propietarios, por su lado, pueden saltarse a los intermediarios dudosos y tratar directamente con los inquilinos o elegir agencias que jueguen limpio, sin inventarse cobros que nadie entiende ni quiere. Porque, al final, en el alquiler todos buscan lo mismo: que las cosas sean justas y no un dolor de cabeza.