En el corazón del medio rural español, donde la ganadería sigue siendo el sustento de muchas familias, los veterinarios rurales desempeñan un papel clave en la salud y el bienestar animal. Sin embargo, en los últimos años, su presencia se ha visto reducida, dejando a muchas explotaciones en una situación crítica.
El trabajo del veterinario en el medio rural va más allá del cuidado de los animales; su labor también abarca el control de enfermedades zoonóticas, la seguridad alimentaria y el apoyo a los ganaderos en la gestión sanitaria de sus explotaciones. No obstante, las condiciones laborales, los bajos incentivos económicos y la falta de reconocimiento han hecho que la profesión pierda atractivo para las nuevas generaciones.
Un reportaje reciente de noticias del sector veterinario destaca que el envejecimiento de los veterinarios rurales es un fenómeno alarmante. La media de edad en el sector supera los 50 años, y cada vez menos jóvenes eligen este camino profesional. La situación se agrava con la despoblación rural, que reduce la demanda de servicios veterinarios y, por tanto, las oportunidades laborales.
Falta de veterinarios en el medio rural
La escasez de profesionales en el medio rural tiene su origen en varios factores. En primer lugar, las condiciones laborales son exigentes: largas jornadas, guardias nocturnas y festivas, desplazamientos constantes y sueldos que no compensan el esfuerzo. La falta de incentivos económicos y sociales hace que muchos veterinarios prefieran optar por el ejercicio clínico en zonas urbanas, donde la carga de trabajo es más predecible y las condiciones laborales resultan más atractivas.
Otro factor determinante es el coste de los estudios. La carrera de veterinaria es una de las más largas y costosas en España. Muchos egresados, ante la perspectiva de tener que establecerse en zonas con poca infraestructura y un menor nivel de vida, optan por especializarse en pequeños animales o en sectores que ofrecen mayor estabilidad económica, como la industria farmacéutica o la investigación.
También influye la falta de apoyo institucional. Mientras que en otros países europeos existen programas de incentivos para atraer veterinarios al medio rural, en España estas medidas han sido limitadas y poco efectivas. Sin un respaldo claro en forma de ayudas, subvenciones o bonificaciones fiscales, resulta difícil atraer a nuevos profesionales.
Consecuencias en salud pública y bienestar animal
La falta de veterinarios en el medio rural no solo afecta a los ganaderos y a los propios profesionales, sino que tiene repercusiones graves en la salud pública y el bienestar animal. La reducción de servicios veterinarios incrementa el riesgo de propagación de enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de los animales a los humanos, como la tuberculosis bovina, la brucelosis o la fiebre Q.
Cuando no hay suficientes veterinarios en una zona, el control sanitario de las explotaciones se vuelve deficiente, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria. Los controles sanitarios de la carne y los productos lácteos pueden verse comprometidos, aspecto que eleva la probabilidad de brotes epidémicos que afectan tanto a la economía local como a la salud de los consumidores.
Por otro lado, el bienestar de los animales se ve afectado. Sin atención veterinaria adecuada, muchas enfermedades quedan sin diagnosticar o tratar, lo que genera sufrimiento innecesario en los animales. En sectores como la ganadería intensiva, la falta de supervisión veterinaria deriva en problemas de bienestar animal que afectan a los propios animales y a la percepción social de la actividad ganadera.
Iniciativas que intentan revertir la situación
Conscientes de la problemática, algunas comunidades autónomas y entidades privadas han impulsado iniciativas para fomentar la presencia de veterinarios en el medio rural. Entre ellas destacan los programas de incentivos económicos, que incluyen ayudas para el establecimiento en zonas despobladas, bonificaciones fiscales y subvenciones para la compra de equipamiento.
Otra estrategia ha sido la creación de programas de formación específicos para veterinarios rurales. Algunas universidades han incorporado asignaturas y módulos formativos que preparan a los estudiantes para las particularidades del ejercicio profesional en entornos rurales. Asimismo, se han promovido programas de mentoría, en los que veterinarios con experiencia en el medio rural asesoran a jóvenes recién graduados que desean incorporarse al sector.
Algunas organizaciones han propuesto la creación de redes de cooperación entre veterinarios, que permitan compartir recursos y optimizar el trabajo en zonas con poca población. Estas redes facilitan la atención a un mayor número de explotaciones sin que los veterinarios tengan que asumir costes excesivos de desplazamiento.
Además, algunas comunidades han empezado a ofrecer contratos públicos para la prestación de servicios veterinarios en zonas rurales, asegurando una remuneración estable y unas condiciones laborales más favorables. Estos contratos han sido bien recibidos por los profesionales, ya que les permiten desarrollar su trabajo sin la incertidumbre económica que supone el ejercicio privado en estas zonas.
La despoblación rural y su impacto en la profesión veterinaria
A medida que los pueblos pierden habitantes, la demanda de servicios veterinarios disminuye, lo que provoca un círculo vicioso: menos ganaderos requieren asistencia, los profesionales no encuentran viable asentarse en estas zonas y, como consecuencia, los servicios se reducen aún más.
El cierre de explotaciones ganaderas y el envejecimiento de la población rural están afectando directamente a la estructura del sector. En muchas regiones, los ganaderos que continúan con su actividad deben recorrer largas distancias para encontrar un veterinario disponible, lo que incrementa los tiempos de respuesta ante emergencias y reduce la eficiencia del trabajo. La falta de infraestructura, sumada a la disminución de profesionales en estas áreas, complica aún más la situación.
Para revertir esta tendencia, es básico que las administraciones públicas adopten medidas de desarrollo rural que incluyan la mejora de las condiciones de vida y trabajo para los veterinarios. La repoblación del medio rural beneficiaría a los profesionales del sector y garantizaría una mejor atención para los animales y una mayor seguridad sanitaria.
Perspectivas futuras: ¿hacia dónde se dirige la veterinaria rural?
El futuro de la veterinaria rural en España dependerá en gran medida de las políticas que se adopten en los próximos años. La digitalización y el uso de nuevas tecnologías son aliados en este proceso porque simplifican la telemedicina veterinaria y potencian la gestión sanitaria de las explotaciones.
Asimismo, el reconocimiento de la veterinaria rural como una profesión estratégica para la seguridad alimentaria y la salud pública podría contribuir a que más jóvenes se interesen por esta especialidad. El aumento de incentivos y la mejora de las condiciones laborales son claves para garantizar un relevo generacional que, en estos momentos, se encuentra en peligro.
La colaboración entre universidades, administraciones públicas y entidades privadas será esencial para diseñar un plan de acción efectivo. Apostar por el desarrollo del medio rural y por la valorización de la veterinaria en este entorno no solo beneficiará a los profesionales, sino que fortalecerá el sector agroganadero y la economía rural en su conjunto.