Tras muchos meses de idas y venidas, esta semana saltaba la bomba: la NBA votará la creación de una liga europea de baloncesto profesional apadrinada por la propia competición. Los propietarios de la National Basketball League tendrán que decidir durante estos días si dan luz verde a ampliar la presencia de la marca en el viejo continente con una idea a la que todavía tienen que darle forma.
La noticia, adelantada por Sportico durante la tarde del 25 de marzo, detalla que los propietarios consideran la creación de una competición que se formaría con entre ocho y diez franquicias europeas y un formato que no sería completamente cerrado dada la existencia de otro buque insignia como la Euroliga, buscando la participación de clubes históricos que pertenecen a los socios, como el Real Madrid.
Y es que no solo la Euroliga se vería ante ciertas complicaciones, sino que equipos con décadas de trayectoria y una fuerte base de fans en importantes ciudades europeas están en el ajo. Tanto el Real Madrid como Barça de baloncesto están implicados en los planes de la NBA, y el futuro puede ser tan positivo como negativo, dependiendo de las condiciones que se acaben aplicando y aceptando.
La idea inicial de la NBA es que haya franquicias permanentes en grandes capitales europeas que se venderían a inversores externos. La National Basketball Association se quedaría con el 50 % del capital, mientras que los propietarios tendrían el control de la otra mitad, una estructura muy parecida a lo que ocurrió con la WNBA (la competición femenina de referencia) hasta que lograron financiación externa en 2022.
La nueva liga europea afectaría a Euroliga, Real Madrid y Barça
A la espera de los resultados de las conversaciones que los propietarios van a tener en Nueva York, y más allá de que Raine Group, asesora de la liga en esta iniciativa, no ha querido adelantar acontecimientos, el plan de una liga europea de la NBA con formato semiabierto tiene implicaciones directas sobre el futuro de los dos principales clubes españoles: Real Madrid y Barça.
La NBA tiene en mente reservar alrededor de cuatro plazas para los mejores equipos de la Euroliga, que podrían entrar en la competición. Pero la relación de la NBA con la Euroliga no ha sido fructífera en los últimos tiempos, con la organización norteamericana acercándose a la FIBA para continuar su expansión en el mercado internacional. Ambos llevan tiempo moviendo un proyecto NBA vinculado a Europa sin avanzar demasiado, y de hecho fue una de las cuestiones más repetidas durante los NBA Paris Games celebrados en febrero, que aprovecharon a la superestrella emergente francesa Victor Wembanyama.
El comisionado de la NBA Adam Silver comentó precisamente durante esta cita europea que «la oportunidad comercial no ha seguido el ritmo del crecimiento del deporte. El mercado está listo para hacer más. Hay una enorme historia y tradición y queremos respetarla«. Precisamente esta última afirmación es la que más controversia causa, porque los planes filtrados no parecen ir del todo en consonancia con ella.
Los propietarios de estos equipos buscarían vender las franquicias a millonarios, fondos soberanos, capital privado o, en última instancia, a clubes de baloncesto ya existentes, la única fórmula que respetaría la tradición de Madrid y Barça. En mercados como Londres o París, estas franquicias llegarían a alcanzar el valor de al menos 500 millones de dólares, que no son los 6.000 millones por los que se acaban de vender los Boston Celtics, pero es un gran montante de dinero.
El objetivo de la NBA: 3.000 millones de dólares anuales
Desde ESPN, el periodista Brian Windhorst filtraba que las conversaciones con los posibles compradores llevan más de un año ocurriendo. La NBA cree que una competición en Europa y Oriente Medio generaría más de 3.000 millones de dólares de ingresos anuales, lo que pondría en un aprieto a Real Madrid y Barça y al propio futuro de la Euroliga, que podría ver cómo se produce un éxodo de equipos grandes que apuesten finalmente por entrar en la rueda de la NBA y dejar a un lado la Euroliga.
De acuerdo con fuentes de la liga, las diez ciudades que se manejan en la conversación sobre la creación de esta liga europea de la NBA son Madrid, Barcelona, Londres, Ámsterdam, Múnich, Berlín, París, Atenas, Lisboa y Roma. Sin embargo, desde Alemania se apunta a que también están Estambul y Mánchester sobre la mesa.
Madrid, Barcelona, Múnich y Atenas cuentan con cinco equipos con licencia A en la Euroliga y podría ser más sencilla su incorporación, pero hay más dudas con Berlín y París, con Londres y el asterisco de London Lions. Mientras, Lisboa, Roma, Ámsterdam y Mánchester son todavía mercados a explorar, con el baloncesto todavía no muy arraigado. Asimismo, según Len Werle, Red Bull estaría interesado en participar de algún modo, ya sea patrocinando la competición o dando nombre a algún equipo.
Se espera que, si finalmente los propietarios de la NBA dan la aprobación al proyecto, la nueva liga europea dé inicio en la temporada 2026-27 o posteriori. Todavía queda abierto si, para entonces, estaremos hablando de un proyecto en paralelo a la Euroliga o complementario. En teoría, la competición ya conocida debería seguir adelante, ya que se extendió por diez años más el contrato con la agencia de marketing norteamericana que trabaja con la Euroliga, IMG. Los grandes equipos como Real Madrid, Barcelona, Panathinaikos y Olympiacos deberían seguir ligados a ella hasta 2036, o ese es el acuerdo cerrado inicialmente con IMG.
Pero ahora todo se tambalea un poco más: por mucha inversión nueva que se produzca en la creación de nuevas franquicias, la NBA sabe que no hay futuro posible si no cuenta con equipos clásicos europeos, y desde luego lo que no va a tocar es la estructura de sus conferencias NBA en Norteamérica más allá de la sonada expansión de Las Vegas o el regreso a Seattle. Por tanto, las consecuencias -mayores o menos- van a recaer inevitablemente sobre las competiciones FIBA y, como es evidente, sobre la Euroliga de baloncesto y los equipos que la forman.