El reciente regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha desequilibrado la economía mundial, generando incertidumbre y miedos con la “guerra arancelaria” en varios sectores económicos a nivel global, y el turismo en España no es la excepción. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2024 España batió récords al recibir 93,8 millones de turistas internacionales, un 10,1% más que en 2023.
Sin embargo, el «efecto Trump» ha comenzado a hacerse notal: las reservas de viajeros estadounidenses hacia España han caído un 16% en las últimas semanas, según datos de ForwardKeys. Y por si fuera poco este dato, un informe de la consultora Oxford Economics prevé que el número de visitantes procedentes de EE. UU. podría reducirse en torno al 10% durante 2025, lo que supondría la pérdida de más de 500.000 turistas en comparación con el año anterior, un verdadero golpe para el motor de la economía española, el turismo.
Así es, el sector turístico de España podría verse seriamente afectado por el llamado “efecto Trump” y a corto plazo, ya que los estadounidenses se han convertido en un mercado clave por su alto nivel de gastos. Según Turespaña, los turistas de EE. UU. gastaron en España una media de 2.273 euros por persona por viaje en 2023, superando con creces a otros mercados emisores, como el de los vecinos de Europa. Con una reducción del 10% en la llegada de estos visitantes, las pérdidas económicas podrían superar los 1.100 millones de euros en un solo año.
Además, ciudades como Madrid, Barcelona y Sevilla, donde el turismo de lujo y cultural tiene un fuerte peso, serían las más afectadas. Ante este panorama, el sector se enfrenta al reto de diversificar mercados y reforzar su atractivo para otros viajeros de alto poder adquisitivo, en un contexto marcado por la volatilidad económica y las nuevas políticas migratorias de EE. UU.
Descenso de turistas estadounidenses: una caída que preocupa al sector
El turismo procedente de Estados Unidos ha experimentado una reducción significativa en los últimos meses, sobre todo después de la llegada de Trump a la Casa Blanca, una tendencia que empieza a preocupar a la industria turística española que ha empezado a sentir la ausencia de los turistas estadounidenses en sus finanzas.
Son varios los factores que explican este descenso en los números en el sector turismo. En primer lugar, la volatilidad del dólar frente al euro ha encarecido el destino para los turistas norteamericanos, lo que ha disminuido su poder adquisitivo. Además, el endurecimiento de los requisitos de entrada y la incertidumbre política en Estados Unidos han generado desconfianza y disuadido a muchos viajeros.
Por otro lado, y seguramente este es un factor con el que el sector turístico español no contaba, la competencia de otros destinos europeos, como Francia e Italia, que han logrado mantener su atractivo, también ha contribuido a esta disminución, haciendo que España pierda parte de su atractivo para el mercado estadounidense. Por lo que España se enfrenta al reto de recuperar su posicionamiento en este mercado clave.
Lo cierto es que, siendo el turismo el motor económico de España, para muchas ciudades, especialmente Madrid y Barcelona, que dependen en gran medida del turismo norteamericano, este fenómeno podría traducirse en una menor ocupación hotelera y una caída en el consumo en restaurantes, museos y comercios.
Las aerolíneas también han sentido el impacto, con una reducción en la demanda de vuelos transatlánticos hacia España. Según datos de AENA, las llegadas de vuelos desde EE. UU. disminuyeron un 9,3% interanual, lo que ha obligado a algunas compañías a replantear su oferta para los próximos meses.
Impacto económico en los ingresos por el turismo en España
El turismo estadounidense ha sido tradicionalmente una fuente importante de ingresos para España debido al alto nivel de gasto de estos viajeros. En 2023, los visitantes de EE. UU. dejaron en el país más de 8.500 millones de euros, con un gasto medio por turista que superó los 2.600 euros, según el informe de Turespaña.
Sin embargo, con la caída de la afluencia de estos viajeros en 2024 y lo que va de 2025, las estimaciones apuntan a una reducción del 15% en los ingresos generados por este mercado, lo que supone una pérdida potencial de más de 1.200 millones de euros para la economía nacional, por lo que la economía española podría empezar a sentir el impacto a mediano y largo plazo en sectores como el empleo.
Los sectores más afectados serán la hostelería, el comercio de lujo y las experiencias turísticas premium, que dependen en gran medida de este perfil de visitante, además hay que recordar que aunque el turismo es el motor de la economía del país, el impacto no se sentirá en todas las ciudades por igual, solo en las principales, como Madrid, Barcelona y Sevilla. Las principales asociaciones hoteleras han alertado de una caída en las reservas de clientes estadounidenses en los hoteles de gama alta, especialmente en destinos urbanos.
La situación del sector se podría ver más afectada si a este escenario se suma la menor actividad en el sector del retail, donde las compras han descendido cerca de un 10% en ciudades como Madrid y Barcelona, según datos de la consultora Global Blue. Esta situación obliga a las empresas del sector a replantear sus estrategias para mitigar las pérdidas y aquí el factor “diversificación” desempeñará un papel clave de cara al verano.
El reto de diversificar mercados
En un escenario, donde la caída del turismo estadounidense es el protagonista, el sector turístico español apuesta por diversificar sus mercados para mitigar las pérdidas a mediano y largo paso y sobre todo de cara al verano. Los expertos coinciden en que una de la clave para superar este desafío es fortalecer la conexión con viajeros de América Latina y Asia, dos regiones donde el interés por España continúa en aumento.
Según datos de Turespaña, el número de visitantes de México y Brasil ha aumentado un 14% en el primer trimestre de 2024, lo que representa una oportunidad para diversificar la demanda. Y finalmente el turismo chino, un mercado que promete, pero que todavía no logra recuperar los niveles prepandemia, podría convertirse en un objetivo prioritario si se facilitan las conexiones aéreas y los trámites de visado.
Por otro lado, ya varias CCAA han empezado a realizar campañas personalizadas para atraer turistas de todas partes del mundo, destinos como Andalucía, Valencia y el País Vasco han intensificado sus campañas para atraer a viajeros europeos de alto poder adquisitivo, especialmente de Alemania y los países nórdicos.
El Gobierno y el sector turismo del país también han puesto el foco en la promoción del turismo experiencial y sostenible, sectores que no se han explotado al máximo de su potencial, con el objetivo de captar a un público dispuesto a realizar estancias más largas y con mayor gasto en actividades culturales y gastronómicas.
Lo cierto es que en un contexto de incertidumbre global como en el que vivimos hoy día, la capacidad de adaptación y la diversificación serán clave para que España mantenga su posición como potencia turística. Además, resulta clave poder determinar porque países como Francia e Italia han logrado mantenerse en números rojos, mientras España ha descendido. En este sentido, el trabajo en conjunto, gobierno y sector turístico es fundamental.