El sector de la alimentación evoluciona a un ritmo acelerado, y las tendencias de consumo están transformando radicalmente la manera en que las personas se alimentan. Juan Roig, presidente de Mercadona, ha sostenido durante años una afirmación que para muchos resulta difícil de creer: en 25 años, las cocinas desaparecerán de los hogares. Esta idea, lejos de ser una mera especulación, se basa en un cambio de hábitos que ya es evidente en la sociedad.
Cada vez son más los consumidores que optan por comida lista para consumir en lugar de cocinar en casa, y Mercadona ha sabido aprovechar esta tendencia para fortalecer su modelo de negocio. Con la oferta de productos de su línea Listo para Comer, la compañía busca adelantarse a un futuro donde la cocina tradicional quede relegada a un segundo plano. Sin embargo, ¿es realmente posible que los hogares prescindan de las cocinas? ¿Estamos ante el inicio de una transformación irreversible en nuestra alimentación?
2Menos tiempo en la cocina, más tiempo para vivir
La afirmación de Juan Roig sobre la desaparición de las cocinas en los hogares se basa en una observación clara: cada vez se dedica menos tiempo a la preparación de los alimentos. Estudios recientes han revelado que las nuevas generaciones prefieren opciones que les permitan optimizar su tiempo y evitar las tareas domésticas. En este contexto, la cocina se convierte en un espacio menos utilizado, y Mercadona ha sabido adaptar su modelo de negocio a esta realidad.
Uno de los aspectos clave en esta transformación es la accesibilidad de la comida preparada. Antes, este tipo de productos estaban limitados a restaurantes y cadenas de comida rápida, pero supermercados como Mercadona han conseguido integrar esta oferta en su modelo de autoservicio. Ahora, cualquier consumidor puede acceder a platos recién hechos sin salir de su rutina diaria de compras.
Esta tendencia no es exclusiva de España. En ciudades como Nueva York, Tokio o Londres, los apartamentos sin cocina ya son una realidad. La falta de espacio y el cambio en los hábitos de consumo han llevado a que algunos promotores inmobiliarios diseñen viviendas sin fogones, priorizando áreas comunes para el consumo de comida preparada.